La solidaridad efectiva

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet

Los sentimientos básicos para que se despierte el sentido de solidaridad (o empatía) en una organización son el miedo que puede generar a su vez respeto, el dolor que se convierte en compasión o lástima, por orgullo donde se combinan la dignidad y el deber cumplido o bien, por coraje que es cuando se entremezclan la sorpresa, desilusión, búsqueda de un cambio rápido, el que sea y sobre todo, cerrazón de mente, se tiene una idea, un sueño, deseo o anhelo fijo.

Para lograr la solidaridad efectiva, quienes manejan la organización, deben actuar en base a la transmisión de sentimientos. Por ello la información razonable, aquella que trata de convencer, de crear conciencia, llena un espacio en el cerebro, pero no significa que le despertará su accionar, su capacidad de movimiento o bien, su mecanismo de toma de decisiones.

Pero cuando se logra tocar ese punto sensible ubicado en una parte interna del ser humano, dicen que se encuentra en el corazón y que se refuerza con la información ubicada en el cerebro, en ese orden, (sensibilidad más razonamiento), es cuando el círculo del mensaje certero empieza a cumplirse.

Sin embargo, cuando un sentimiento se despierta y corresponde a una ola de acciones por parte de la persona, su tamaño crecerá en la medida que se nutra de nuevas comunicaciones que transmitan, remachen y lo refuercen en un tiempo determinado siempre y cuando el mensaje sufra algunas transmutaciones, porque si es el mismo desaparecerá el asombro original y en consecuencia caerá en la normalidad durmiendo con ello la sensación causada y que luego es muy difícil volver a encender.

Me explico.

La primera vez que usted observa la cantidad de muertos en cualquier país por culpa del Covid-19, ¿Qué despierta?, primero asombro que le permitirá mantener abiertos sus canales receptivos y luego compasión. Pero cuando ve esa misma película, aunque sea en países extraños al primero que observó, la cauda de sentimientos se duerme y lo que muestra es indiferencia.

Este es el quid de quienes manejan la comunicación en la organización. ¿Manipulación?, claro, todo es manipulación.

Por eso no es fácil y sobre todo porque el despertar de sentimientos requiere de canales propios –de corto plazo y con mensajes especializados--, que logren pues el propósito de mover a quienes cobije.

Pero una vez logrado el punto, se tiene un plazo determinado para que la solidaridad sea efectiva (y de propagación abundante), de tal manera que algunas campañas de gobierno que nos quieren obligar a quedarnos en casa suelen tener puntos flacos como el hecho de que los titulares de las áreas comunicativas no están dirigiéndose desde su hogar y se olvidaron de que mientras la palabra informa, el ejemplo arrastra.

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta con licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones… Cuando la unión de esfuerzos no es suficiente.

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