Leer en tiempos del Covid-19

La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.

Hace tiempo que no me pasaba algo así, me refiero a transportarme, a involucrarme con los detalles más simples y profundos de la historia de otra persona, y la verdad, está siendo un viaje increíble. Muy probablemente esto no sería posible en mis típicos días, esos en los que el ajetreo del trabajo, los hijos, la casa, la atención a la pareja y el tráfico consumen cada minuto del día.

En lo que algunos han denominado “tiempos del coronavirus”, en el cual mis hijos dejaron de ir a la escuela y yo recibí la instrucción de trabajar desde casa, vislumbré la oportunidad de poder leer, de comprarme un libro, pero esta vez nada de teoría, ningún material académico de especialidades o maestría.

En esta ocasión quise volver a esos tiempos en los que me paseaba por los pasillos de la biblioteca de la Universidad buscando cada obra de García Márquez o poema de Pablo Neruda. Así, mientras los supermercados estaban atestados de personas, yo en cambio me dirigí a la librería más cercana a comprar el libro de Michelle Obama, desde ese día y mientras por la ventana de mi habitación pasan vecinos que nunca había visto ejercitarse, yo viajo a Chicago al segundo piso en donde creció Michelle Obama.

La imagino en su recital de piano, perpleja, con la garganta encogida y el corazón en un puño ante el público, sentada frente a un lujoso, brillante piano que distaba mucho de aquel en el que había aprendido a tocar ese instrumento. Imagino también a su tía Robbie indicándole en dónde está el do central, apoyándola en ese gran momento para la niña Michelle. Disfruto mi lectura, sin apuros, como cuando era universitaria.

Definitivamente todos los tiempos traen consigo oportunidades y esta cuarentena pudiera servirnos a los y las mexicanas, especialmente, para leer. Y es que, de acuerdo con la encuesta del Inegi, Módulo de Lectura, Molec, la falta de tiempo es una de las razones por la cual mexicanos y mexicanas no leemos, sólo que esta vez es distinto, hoy por causas extraordinarias tenemos tiempo para estar en casa, recurso que en pleno siglo XXl es un recurso escaso para muchos. Entonces si viajar por ahora es riesgoso, leamos.

Es una buena opción entre tantas otras actividades que podemos realizar en casa para acatar el distanciamiento social, que como lo ha dicho la Organización Mundial de la Salud, OMS, puede ayudar a prevenir la transmisión del Covid-19 y también a que los sistemas de salud hagan frente a esta situación. Por supuesto, a la ciudadanía nos toca hacer nuestra parte, pero los líderes mundiales, igualmente, tienen un papel crucial; por tanto, esperemos no sólo que instruyan y fomenten el distanciamiento social en la población y medidas indispensables como lavarse apropiadamente las manos o toser en el codo, también deben aumentar de manera considerable las pruebas ante casos sospechosos, que no paren de hacer pruebas y aislar a los casos positivos, “hagan pruebas, hagan pruebas, hagan pruebas”, es el sencillo mensaje que ha hecho el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Presidente de la OMS.

Definitivamente, el derecho a la salud, hoy por hoy, ante esta emergencia mundial es el derecho al que todos estamos atentos. De esta forma nos damos cuenta una vez más, que no existen derechos humanos de primera o segunda categoría, que en absoluto ninguno es más importante que otro, que todos tienen la misma relevancia, que son indivisibles e interdependientes, se relacionan unos con otros y si se afecta uno, pueden verse afectados otros, por lo que no debe extrañarnos que, ante un tema específico de salud, surjan lecturas que involucren otros derechos humanos.

La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.