Centrarse en la gran idea

El autor es CEO de editorial “Tu mensaje es importante”.

En las dos entregas anteriores de este espacio te he venido hablando al respecto de la estrategia Océano Azul creada por W. Chan Kim y Renée Mauborgne, como una de las formas más factibles de crear una innovación en valor que nos permita diferenciarnos de la competencia, para dejar de pelear frontalmente con ella.

En la entrega de hoy voy a compartir contigo el segundo principio de esta estrategia: centrarse en la gran idea.

Para hablar de este principio vamos a partir de un antecedente puntual.

Me refiero al uso que las empresas han hecho de la planeación estratégica para sobrevivir a entornos turbulentos y competidos.

Si bien es cierto que este enfoque ha servido a muchas empresas durante años para sobrevivir y crecer, representa también un riesgo potencial para los negocios que hoy en día quieren dejar de pelear por migajas con sus competidores y concentrar sus recursos en nichos que no han sido ocupados.

El riesgo al que el segundo principio de la estrategia Océano Azul hace referencia es al de centrarse más en los números que en la gran idea.

Aunque no podemos ser irresponsables y omitir que cualquier iniciativa debe ser evaluada en torno a su rentabilidad, al verdadero potencial que pueda tener para mejorar la rentabilidad de la empresa, tampoco podemos caer en el otro extremo y desperdiciar lo que pudiera ser una muy buena oportunidad de crecimiento, por estar inmersos en los detalles y no ser capaces de ver la gran idea que da pie a dicha oportunidad.

Para evitar caer en este error, los creadores de la estrategia proponen diseñar lo que han llamado un “lienzo estratégico” que no es otra cosa que un bosquejo sencillo que nos permita identificar el potencial de la idea en la forma más clara posible.

El lienzo consta de cuatro pasos:

1) Establecer las ventajas competitivas que la idea nos dará respecto de la competencia.

2) Contrastar con la realidad (en el mercado) lo que cada una de estas ventajas competitivas realmente puede aportar.

3) Obtener importante feedback del mercado.

4) Hacer los ajustes necesarios.

En lo personal considero que estos cuatro pasos pueden ser desarrollados con naturalidad si complementamos esta estrategia con el uso del producto mínimo viable (PMV) de la estrategia Lean Startup desarrollada por Eric Ries.

Esta incorporación reducirá dramáticamente el riesgo y la incertidumbre asociados a cualquier innovación en el mercado, al obtener feedback real de los clientes, en vez de descansar en las intenciones que manifiestan en los estudios de mercado.

No hay fórmulas infalibles para emprender, sin embargo, tener claridad respecto de la gran idea que queremos desarrollar, crear un producto mínimo viable para testear sus aceptación e incorporar el feedback real del mercado, son etapas que reducen en gran medida los riesgos y las incertidumbres que nunca faltan a la hora de innovar.

En la siguiente entrega te hablaré del principio número 3 de esta estrategia, espérala.

Te veo en la siguiente entrega.

El autor es CEO de editorial “Tu mensaje es importante”.

Consultor, speaker y escritor de 8 libros.

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