El primer Carnaval de Nueva España

El autor Silvestre Hernández Uresti es docente del Instituto Pedagógico de Posgrado de Sonora.

Yo me considero un carnavalero de corazón y también porque me he ocupado de investigar un poco más de esta hermosa fiesta popular y de pueblo (válgame usted el pleonasmo tal vez).

Por eso quiero platicarles lo que me he encontrado en mis carnavaleadas por algunos lugares como Guaymas, Mazatlán, Veracruz y Mérida.

Va pues mi aportación con sabor a historia y cultura de la buena.

Esta fiesta es de las más antiguas de la humanidad.

No hay una fecha exacta de su inicio, pero para nuestro continente, se puede proponer que fue en el año 1539 la primera fiesta de carnaval.

En un principio, el carnaval fue igual a triunfo político y dominio cultural.

El carnaval de 1539, descrito por Bernal Díaz del Castillo, fue definido como una festividad, honores de triunfo y victoria.

En Europa, el pintor Durero había inmortalizado al rey Maximiliano I en 1522 en el grabado en madera El carro triunfal grande.

En los carnavales posteriores también se hereda ese paseo o entrada de carros con la monarquía al frente.

Ese ritual antiguo era usual en los primeros años de la Colonia.

Bartolomé de Las Casas no aceptó el carnaval europeo ni indígena.

Y la máscara fue censurada.

Con la fiesta de carnaval de 1539 aumentó la fama de los conquistadores españoles e indígenas.

El carnaval de 1539, según Patricia Lopes Don, fue en febrero, por tanto no coincide con ninguna festividad indígena.

Pero parece que rememora al dios Tláloc, dios de la lluvia, la siembra y las montañas.

Las fiestas de Tláloc eran entre febrero y abril.

La fiesta de carnaval de 1539 permitió usar el zócalo y otros recintos de parte de los indígenas.

Y de parte de los españoles, fue influir entre los prehispánicos.

El carnaval de 1539 fue descrito por Bernal Díaz del Castillo en su libro Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España.

El libro de Bernal Díaz se escribió 30 años después.

Y le dedicó un capítulo al carnaval de 1539.

El zócalo fue adornado con un bosque natural, decorado con pájaros, árboles y animales vivos.

Después esos animales fueron cazados.

Enseguida hubo un paseo por el bosque: un rey y una reina (estaban disfrazados como travestis).

Un grupo de indios y esclavos negros era su séquito.

Después esos esclavos negros simularon una batalla.

Al día siguiente se representaron dos obras de teatro con personajes indígenas y tema europeo.

El simulacro de batalla hecha por esclavos e indígenas, era la tradicional batalla de moros contra cristianos.

Con el carnaval de 1539 se pretendía actualizar la reverencia al monarca y sus triunfos medievales y antiguos.

El autor Silvestre Hernández Uresti es docente del Instituto Pedagógico de Posgrado de Sonora.

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