¿Qué tanto confía en ti tu hijo?

La autora es especialista en cambios de actitud para mejorar el rendimiento escolar.

Todas las mañanas muy temprano tengo el placer de tomar un delicioso café con Carlos, mi esposo.

Ese café cobra otra dimensión, tenemos años con este proceso, platicamos mucho y hace unos días me platicaba de sus niños.

Él tiene una escuela de Matemáticas para chicos de primaria y me comentaba algo acongojado que tenía la idea de realizar una clase abierta con los padres.

Él enseña las tablas de multiplicar y Matemáticas básicas, pero en especial hemos realizado un programa dinámico, divertido y con unos procesos de PNL que les ayudan a los niños a recordar.

Volviendo al tema de las clases abiertas, me platicaba que prácticamente la mitad del grupo le confesó que no quería, que se sentía muy presionado, incluso, en particular uno de ellos se empezó a presionar de una manera muy alarmante.

Escribo sobre este tema porque creo que es importante que nuestros hijos confíen en nosotros y no se sientan siempre juzgados, que si mañana tienen alguna duda, piensen primero en nosotros para recibir ayuda o guía y no se apoyen en algunos amigos que muy probablemente tienen la misma experiencia que ellos.

¿Qué puedo hacer?

Creo que lo primero es no juzgar, esta parte es interesante, porque prácticamente fuimos educados o aprendimos a escuchar, juzgar y dar nuestra opinión, y en muchas ocasiones de una manera muy dura, nos convertimos en jueces muy severos, y creo que esto no ayuda, imagínate llegar con alguien a contarle algún error que cometiste en tu trabajo y te ponga una regañada y te juzgue de una manera dura y te empiece a recriminar otros errores.

La pregunta sería, a la próxima ¿te acercarías a esa persona?

Y no quiero decir que le aplaudas sus errores, pero sí que escuches, que averigües cómo le hubiera gustado que salieran las cosas, cómo hizo lo que hizo, sin etiquetas, que se sienta apoyado y de una manera calmada, preguntarle ¿te puedo ayudar de alguna manera?

Otro punto importante es no reprenderlo cuando estés enojada, podemos ser duros e hirientes cuando el coraje toma las riendas de nuestra lengua, date un tiempo para pensar y respirar, recuerda si lo habías entrenado mentalmente para esa situación y si no, realmente él no sabía cómo resolverlo y eso nos corresponde a nosotros, los padres, enseñarle o darle ejemplos y que él practique en casa.

Muéstrale tu lado humano, los padres tendemos a tener miedo a mostrarnos débiles ante nuestros hijos, creo que es sano platicar con ellos que a veces tenemos miedo, que nos equivocamos, cuéntale de algún error de tu juventud y cómo lo resolviste, de tu trabajo o negocio, pregúntale de vez en cuando alguna opinión o sugerencia; a mí me sorprenden las opiniones tan interesantes de algunos niños o jóvenes, son más inteligentes y ubicados de lo que creemos.

Platica con él o ella de tu día a día, que te conozca, qué haces en tu trabajo, en tu negocio, recuerda que mientras más conozcas a alguien, más confianza se tienen uno a otro y regálale eso que es importantísimo llamado tiempo.

Creo que nos daría muy buen resultado.

La autora es especialista en cambios de actitud para mejorar el rendimiento escolar.

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