Las razones de migrar: Pobreza y violencia

La autora es coordinadora del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora

En abril 30 de 2018 tuve la oportunidad de presenciar la llegada de la caravana migrante de centroamericanos a la Garita El Chaparral en Tijuana. Cientos de migrantes entre ellos niñas, niños y adolescentes caminaban hacia la explanada de la garita para solicitar asilo en Estados Unidos iban cantando “somos un pueblo sin fronteras, somos un pueblo sin fronteras”, banderas de Honduras y Guatemala ondeaban bajo el sol. Simpatizantes de la sociedad civil, medios de comunicación, y curiosos, caminábamos junto con ellos hasta llegar a la amplia explanada, de unos 500 metros cuadrados, rodeada de vallas de aluminio para delimitar el espacio donde los migrantes pernoctarían. Ahí platiqué con un joven de 23 años del municipio Ojos de Agua, ubicado en el departamento de Comayagua en Honduras, quien comentó:

“Me vine porque las maras me amenazaron a mí y me golpearon, y amenazaron a mi familia, mi familia se salió de ahí y yo me vine para acá”. El joven comentó que venía acompañado de un niño de 10 años”.

El terror que viven nuestros hermanos centroamericanos no es diferente al que se vive en México. En la banqueta de la Garita El Chaparral, colindando con la calle, pernoctaban desde hace algunos días familias enteras de Michoacán y Veracruz también en busca de asilo en Estados Unidos. Era un grupo de entre 30 a 40 personas, incluyendo niños y adolescentes. Platicamos con una señora quien venía en compañía de su hija de 15 años de Nueva Italia Michoacán:

“Michoacán no es para vivir, todos tenemos miedo, me cayeron, que si no les daba dinero me mataban, supieron que vendí una casita, se dieron cuenta y me cayeron, si te ven con unas bolsitas de mandado ya creen que tienes dinero, venimos huyendo de allá”.

Otra señora de 27 años salió huyendo de Tacámbaro Michoacán, con sus dos hijos de 9 y 5 años dijo:

“Mataron a mi esposo en la puerta de mi casa, se me murió en mis piernas, a mí me golpearon y me andan siguiendo porque yo vi quién fue”.

Los desafíos del gobierno entrante sin duda se deberán centrar en el tránsito y retorno de migrantes; girar la mirada de una política basada en la seguridad y militarización en la frontera sur a una política humanitaria. El presidente y el equipo que lo rodea en temas migratorios deben de estar atentos ante este hecho. Las preguntas que surgen en estas últimas semanas son: ¿Somos o no un tercer país seguro?, sino somos, ¿estamos fungiendo como tal?, y si somos, ¿por qué no se ha dicho ni aclarado?, ¿cuál es el papel que juega México en el plan de seguridad que tiene Estados Unidos?, ¿hay presión para que México firme ese acuerdo e incluir ese compromiso migratorio dentro de la Iniciativa Mérida firmada por el gobierno de Felipe Calderón para combatir de manera bilateral el narcotráfico y el crimen organizado?

La autora es coordinadora del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora.

gvaldez@colson.edu.mx