¡Cuidado con el frío!

La autora es chef y comunicadora

Creo que de manera impensable nos quejamos por todo, si es frío es frío y si es calor pues el calor, así pasamos la mayor parte de nuestros días de manera implícita en un sólo quejido. Es verdad, sólo analicen sus conversaciones un poco y pum, de repente ya estamos en la queja total, el perro, el agua, la basura, los baches y así podemos llenar esta columna de detallitos que nos molestan.

Trata de ver siempre lo positivo, el lado bueno de las cosas hasta lo malo tiene lo bueno, te enseña esas palabras y me las repite mi amiga Gaby de manera constante, ¡y tiene razón! “Existen cosas más importantes que podemos incluir en nuestras charlas cotidianas, hagamos una cadena de edificación, pero ¡a veces no se puede! Existe gente que no tiene remedio”, me dice Dennise.

Entre su pesimismo y su naturalidad mientras le da un sorbo a su café, “deberíamos de tener todo escrito en un manual para saber cómo debemos de tratar a las personas, es muy difícil, pero no imposible, toda la gente tiene historias, sabrá DIOS qué traen cargando”, dice Teresita mientras acomoda su taza para tomar el té.

El asunto es que nada nos deja conformes como diría Lila Downs, ningún chile nos embona. Platicando con mi madre que pocas veces me visita (no le gusta la vida de aquí, es muy rápida) me decía que decidió venir porque quería huirle al frío de estos días, ya que ahora se tiene que cuidar más, aunado a un chequeo médico que tenía pendiente por estas fechas, yo en mi afán por hacerle saber que me da gusto tenerla conmigo le dije “qué bueno que le huiste al frío, este clima esta preocupante”.

Mi madre, con sus palabras lentas, me contesta: “está más preocupante el frío que se vive no sólo en invierno”. “¿Cómo?, le pregunté y me senté a su lado. La gente es indiferente, distante, estamos tan llenos de gente que al final de las cuentas estamos solos, agarrados de una pantalla telefónica, viendo vidas ajenas frías, es verdad (no me quedó más remedio que aceptar lo que decía).

Mamá, no todos somos apáticos (rapidito me defendí) no es apatía, es miedo, es el frío preocupante de estos tiempos, la mayoría de la gente no siente apego por las plantas, por los padres, por los amigos, por los hijos, cada vez son más las familias que son menos, ya no hay reuniones dominicales ni comidas en casa de los padres. El frío climático se quita con buenos abrigos, un calentón y la cobija, pero ¿cómo le hacemos para quitarnos el frío interno, ese que no se ve, pero se siente a veces de manera cruel en cualquier temporada del año?

Creo que las palabras de mi madre y la plática con mis amigas me dejó pensando en todo lo que tenemos que cambiar y cuidar, existen quejas innecesarias, existen fríos más crudos que el de invierno, existen tiempos diferentes y cargas más fuertes que otras. Si puedes construir y ayudar, hazlo; si la gente no lo permite, retírate, recuerda que nunca sabes lo que traen cargando. Tengo mucho que aprender, así que a cuidarnos todo el año de no sentir frío.

La autora es chef y comunicadora.

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