Lenguaje-bebé

La autora es Licenciada en Psicología

La manera de comunicarnos inicia desde que nacemos.

Mamá y/o papá son generalmente quienes empiezan a enseñar las primeras palabras, gestos o sonidos.

Las madres generalmente empiezan con sílabas y poco a poco con palabras completas.

Será la manera que elijan enseñar al bebé lo que más adelante les ayudará a poder expresar sus necesidades.

Algunos adultos consideran más accesible para un niño el uso de palabras inventadas por ellos y empiezan a enseñarles un lenguaje incorrecto, iniciando el habla de una manera “aniñada” en su trato afectivo, generalmente mencionan las cosas en diminutivo, la cucharita, la sopita, etc.

O palabras “chipilonas” como chi, anene, poqué, que moñito, ño, etcétera, e incluso hablan con la voz más aguda, simulando la voz de un bebé.

Es importante que entre más temprano les hablen a los niños de forma “normal”, más rápido aprenderán a comunicarse correctamente.

En ocasiones sólo la familia entiende lo que un niño está pidiendo, a consecuencia de ese lenguaje inventado.

Como adultos tenemos la responsabilidad de aportar al niño elementos enriquecedores que le permitan ampliar su lenguaje, así como adquirir las formas propias del vocabulario y esto permitirá que en un futuro sea más fácil que puedan expresar lo que desean.

En ocasiones, con este lenguaje, hacen referencia del niño en tercera persona, por ejemplo:

“Carlos se tiene que dormir”, en lugar de decir:

“Vamos para que duermas”.

Si se golpean, culpan al objeto con el que se golpearon, por ejemplo:

“Qué tonta la silla, cómo no se fijó”, cuando desde pequeños tenemos que decirle:

“Cuando pases por aquí, fíjate en la silla para que no te golpees de nuevo”.

Es importante que les enseñemos la responsabilidad de sus actos, así como darles las instrucciones correctas; un niño, aunque sea pequeño, es un ser pensante y es importante ser tratado como tal.

El enseñar que es el objeto el culpable, es lo que más adelante puede tener consecuencias, ya que, desde pequeño, aprende a culpar a los demás de situaciones que él mismo ha hecho.

Con todos los recursos con los que se cuenta ahora en Internet, es frecuente que los padres hagan uso del móvil y la tableta para enseñarle palabras nuevas a los niños, así como canciones con las cuales pueden construir más adelante oraciones o frases más claras; sin embargo, es importante mencionar que los celulares no se deben usar en bebés porque sus ojos aún no deben estar expuestos a ese tipo de luz artificial.

Conforme van creciendo, se pueden utilizar los aparatos, pero siempre bajo supervisión de un adulto, por tiempos cortos y no muy cerca de ellos.

El lenguaje es vital para el ser humano, ya que es el que permite tener comunicación con otros seres vivos y así vivir en una sociedad.

Son importantes las palabras que enseñamos, así como el tono y las expresiones.

Recuerda que tu hijo es tu espejo, ya que ellos son como una esponja que absorberá todo lo que como adulto hagas cerca de ellos, por eso es importante hablarles en un tono cálido y amoroso.

Dejar de hablar “chípili”, no es sólo para los adultos a cargo de los niños, también es para las nuevas generaciones que están tomando este lenguaje para comunicarse en redes, sobre todo en cuestiones de tipo amoroso, donde se están relacionando como “niños” y ese lenguaje es parte del miedo a “crecer” que vemos en estas generaciones.

La autora es Licenciada en Psicología

psic.gladys12@gmail.com