Vístete para el éxito

El autor es escritor, capacitador, conferencista y Life Coach en SB3.

Si buscas en Internet, podrás encontrar centenas de páginas que hablan de cómo deberías vestir y qué deberías evitar para proyectarte como una persona exitosa.

Pero yo te hablaré de otro tipo de vestimenta que no encontrarás tan fácilmente en Internet, así como tampoco te pedirá que dejes de ser tú.

Para entrar en el tema, quiero preguntarte, ¿qué es lo que vende la industria cosmética?

Si respondiste que vende cremas, champús, perfumes y maquillajes, te estás enfocando en el producto.

Según Ricardo Perret, las mujeres utilizan los productos de belleza para aparentar estabilidad (ojo, dije aparentar), ya que si ven a otra mujer que no se le notan arrugas y que se ve físicamente bien, piensan que esa persona no tiene problemas, y eso es algo que todo el mundo desea.

Así que, al vender esa apariencia, lo que la industria cosmética vende es paz emocional temporal, y autoaceptación, también temporal.

El problema de que tales estados de paz y autoaceptación sean temporales es que, al llegar la noche y quitarse los adornos, se encuentran frente al espejo, expuestas a su verdadero rostro, a su verdadero cuerpo, y a su verdadero estado emocional.

Puse el ejemplo de la industria cosmética porque es algo muy conocido; sin embargo, esa misma falta de autoaceptación y de paz nos afecta también a los hombres. Hombres y mujeres a veces queremos demostrar nuestra valía con adornos caros, pero en ese caso siempre estaremos comparándonos con alguien más, lo cual no nos brinda paz, y mucho menos autoaceptación.

La vestimenta para el éxito es interna.

De nada sirven los mejores adornos y el decir palabras que denoten aparente seguridad, si internamente nada de eso llena tus vacíos.

Caso contrario, puedes vestir harapos y, si en tu interior existe seguridad, paz y autoaceptación, es lo que vas a proyectar a las demás personas.

Quizás te preocupe la primera impresión, pero déjame decirte que las primeras impresiones están sobrevaloradas.

¿O a poco nunca te cayó mal un niño, o una niña, en tu escuela, y ya que lo(a) trataste, te terminó gustando?

Pasaste rápidamente de una impresión negativa, a una muy positiva.

Así que haz un trabajo interno, acéptate, ámate, e incluso perdónate por no haberlo hecho antes.

Y te daré un último tip:

Una vez que haces el trabajo interno, si además le sumas alguno de los consejos superficiales que encuentras fácilmente en Internet, tu impacto será aún mayor, y te sentirás mucho mejor contigo mismo(a) sin tener esa recaída al desvestirte.

Pero sólo aplica en ese sentido:

Primero me acepto, después me adorno.

En el sentido contrario, sólo te estarás poniendo y quitando máscaras, y tu paz emocional se verá severamente afectada todos los días.

El autor es escritor, capacitador, conferencista y Life Coach en SB3.

beltr0nes@hotmail.com

Facebook.com/ SantiagoBeltrones3