Liderazgo: Ser pacientes

El autor es maestro.

Esta columna de seguro llamará la atención de mi esposa e incluso de varios colegas ya que admito ser, durante gran parte de mi vida, una persona poco paciente, aunque creo que con el paso de los años he ido aprendiendo y mejorando.

A pesar de mi edad, todavía me observo como alguien que tiene energía, ya que la mayor parte del día me gusta estar en movimiento y me siento incómodo cuando estoy demasiado quieto.

En general hago un esfuerzo por ocupar esos espacios vacíos con actividades positivas y que me gustan, como son: practicar deporte, impartir clases o cursos, ir a eventos culturales, reuniones sociales, ver cómo mejorar algo en el trabajo, entre otras locuras.

Por supuesto, también me molesta esperar que cambie la luz del semáforo y no cruzar la avenida a la primera, llegar puntual a una junta y que se atrase, al ordenar comida me cuesta esperar a que llegue, cuando pierdo tiempo haciendo fila, y así tendría varios ejemplos.

Pero me doy cuenta que de alguna manera he estado equivocado, ya que querer estar ocupado, lograr o tener algo rápido, sin duda es un síntoma de impaciencia.

Una de las mejores lecciones sobre la importancia de la paciencia la aprendí no hace mucho mientras realizaba mi tesis de la segunda maestría y era Director de Asuntos Estudiantiles en una institución educativa.

Ésta se refería a la influencia de los padres para la continuidad exitosa de niños y jóvenes en la práctica del deporte competitivo.

Lo voy a resumir así: Observé y validé cómo muchos jóvenes tenistas trataban de saltarse una etapa por querer sobresalir rápidamente, claro combinada con la presión y poco entendimiento de los padres de familia, además en algunas ocasiones hasta de entrenadores.

El joven, aún teniendo grandes habilidades, en este caso deportivas, necesita pasar por periodos de entrenamiento en los que desarrollen y perfeccionen sus capacidades, así como personalmente vayan madurando. Sin embargo, muchos no tienen paciencia para hacerlo.

Quieren tener buenos resultados y ganar de inmediato, incluso sin saber perder, pero aún peor, no saber aprender a ganar, dando como resultado que la gran mayoría de estos jóvenes se desesperan sin llegar a desarrollar su potencial al máximo, por lo que su interés en seguir practicando deporte no dura mucho y acaban odiándolo, frustrados o queriendo hacer otra cosa.

Triste que no entiendan que el proceso es largo y se pierda un joven con talento deportivo, pero más lo es que a mediano plazo interrumpirá su formación integral que debe ser el principal objetivo al participar en este tipo de actividades.

Cuando compartí los resultados de la investigación con colegas del área deportiva hubo un entrenador que acertadamente comentó:

“Paciencia, Alex, a las personas en el deporte nos hace falta paciencia, debemos comprender que en vez de presionar para tomar una decisión, los resultados llegan con trabajo y siempre debe existir un proceso para lograrlo”.

En ese momento reflexioné y aprendí que la paciencia nos convierte en personas emocionalmente inteligentes obteniendo un atributo que hoy en día se está perdiendo, y no sólo en el deporte que era el tema en ese momento, sino en la vida en general.

Si nos desesperamos queriendo avanzar demasiado rápido nunca asimilaremos lo que estamos aprendiendo en el camino, y en cualquier situación podríamos explotar muy fácilmente.

Todo ello me ha ayudado a descubrir que debo tener paciencia, paciencia y más paciencia para mantener la serenidad necesaria que necesito en situaciones principalmente complicadas.

El que seamos personas decididas y ocupadas es maravilloso, pero debemos aprender que en la vida hay ocasiones en las que debemos tener tranquilidad y hasta precaución, incluso aplicándola para no caer en provocaciones que también es complicado, pero ayuda a actuar de manera proactiva y ser menos reactivos.

Es importante ser pacientes para tomarnos el tiempo de hacer bien las cosas, porque cuando forzamos un asunto, con frecuencia obtenemos resultados no deseados.

Demasiada impaciencia puede convertirse en un obstáculo en la vida; es grandioso cuando somos pacientes y buscamos la mayor parte del tiempo estar tranquilos, ya que ello también nos lleva a sentirnos bien y estar atentos enfocándonos en el presente.

Para cerrar, soy el primero en comprometerme, y te invito a que también lo consideres, a tener presente y aplicar la paciencia para hacer las cosas sencillas de manera impecable adquiriendo la habilidad para resolver con serenidad las situaciones difíciles.

Paciencia, una palabra que suena fácil, pero es muy complicada de aplicar, así que a mi parecer es una de las cualidades que hace diferencia entre los líderes que tienen éxito y los que fracasan, no sólo me refiero a los resultados de operación, sino también a poner atención a las personas mejorando la relación con ellas, lo cual nos ayudará a mejorar la escucha, que será el tema para la siguiente semana.

“Cualquiera que desee tener una vida exitosa, satisfactoria y ser proactivo, debe aprender a poner en práctica la paciencia…”

Richard Carlson

El autor es maestro.

alexlinasdiaz@gmail.com

@linas_alex