Escuchar a mi hijo sin juzgar

La niña llega a su casa angustiada de la escuela, tuvo un gran ‘problema’, su mejor amiga no le habló en el recreo, está sufriendo, su mundo se colapsa, te empieza a platicar, en tu mente ya procesaste la información, ya te formaste un veredicto, con culpables, condenas y algunas de ellas de cadena perpetua, ¿quién osa a dañar a tu princesa? No ha terminado de contarte y ya empezaste a darle ‘soluciones’ a su problema y también la empiezas a regañar porque no eligió tal o cual solución o por sentirse dañada, luego sueltas alguna frase que para ti es una simple expresión, “si no es para tanto o no es para tanto drama”, créeme no estamos ayudando en nada a realizar una conexión y lazo de confianza, que para mí es esencial en cualquier relación.

Deberíamos empezar por pensar que enfrente tenemos a un ser humano distinto y a veces super distinto a nosotros, que está viviendo tal vez otra etapa de su vida y que por último ve a través de sus ojos, es decir, de sus experiencias vividas y si hablamos de nuestros hijos, de sus 8 ó 10 largos años de “experiencia” y con mayor razón, la experiencia muy probable sea nula, si trabajamos en recordarnos este punto, empezaríamos a practicar algo muy importante llamado empatía.

Este tema aplica para una relación entre hermanos, laboral, sentimental, etcétera, es bien importante saber diferenciar entre alguien que llega a pedir una opinión o consejo, de alguien que se quiere simplemente desahogar, creo un punto medular que es el ESCUCHAR, esto que es de uso diario o debería serlo, no lo sabemos hacer o no es nuestro canal de comunicación primario, en realidad, muchos de nosotros estamos desaprovechando esta herramienta, les comparto, este tema es algo que he tenido que ir mejorando; mi esposo, que es maestro por vocación, es buenísimo para escuchar. En las mañanas cuando tomamos el café y platicamos, el marcador es: Yo 3500 palabras y él 55 palabras, pero por lo que he aprendido y me dedico, he tenido que mejorar y aprender paso a paso; créeme, tu esposo, hijo, compañero, te lo agradecerán.

Primero pensaría en dejar que la persona se desahogue, que te platique todo lo que trae; cuando empiece a tranquilizarse realízale preguntas abiertas que lo vayan llevando a reflexionar y digerir su problema, la misma persona tiene la solución.

Creo que el principal fin que debemos de buscar al ser un buen receptor de la información, es que el hecho de escuchar a alguien es de gran ayuda, el simple hecho de esta acción es gratificante, por eso cuando encuentras a alguien que sabe escuchar, son unos verdaderos oasis en este mundo tan abrumador, a ratos con tanta información y tan veloz.

Por último, te quisiera compartir algo que escuché hace algunos años en una conferencia, la Tentación del Sandwich, es decir, pones la primera tapa del pan que es de una manera de apapacho, reconocimiento, ánimo, consuelo, etcétera, a quien te está platicando y luego viene el gran error de poner la otra tapa, con la no muy grata palabra ‘PERO’ y te sueltas con mil consejos, regaños, etc.

Dejemos el buen sabor de boca, y tal vez al día siguiente tocas el tema, y si lo vez oportuno, ya más tranquilo, podrías compartir alguna recomendación previo permiso o petición. Pruébalo y verás el cambio.

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