El Síndrome de Asperger (AS)

La autora es licenciada en Psicología.

A este síndrome se le ha considerado un trastorno difícil de diagnosticar debido a la poca información que hay al respecto, aunque afortunadamente, cada vez se hace más investigación. Se trata de un trastorno del desarrollo dentro del espectro autista que se ha caracterizado por su dificultad para relacionarse socialmente.

En 1944 aparece por primera vez el término de síndrome de Asperger, por su autor del que recibe su nombre Hans Asperger, un año después de que Leo Kanner describiese los síntomas del Autismo. Aparece en la cuarta edición del DSM-IV. Ahí se describe “como una alteración cualitativa grave y persistente, de la interacción social y también del desarrollo de patrones de comportamiento, intereses y actividades repetitivas y estereotipadas, que causa un malestar significativo en áreas importantes de la vida, de la persona que lo padece, como la actividad social, laboral, escolar o familiar”.

Las madres generalmente sienten que hay algo inusual con respecto a su hijo, puede que se den cuenta cuando llegan al segundo o tercer año cumplido. A diferencia del autismo, el AS tiene más retraso en el área motora y ese puede ser el primer indicador de que algo está sucediendo.

Quien presenta este síndrome son personas normales, con capacidad normal en inteligencia o sobresaliente en algunas áreas, ellos presentan un pensar distinto y su manera de caminar o moverse es diferente.

Las personas con Síndrome de Asperger pueden tener los siguientes síntomas: Interacciones sociales mínimas, comportamiento compulsivo en su estado de ánimo: ansiedad, enfado o temor. Lenguaje “robótico” repetitivo o cifrado, las conversaciones tratan más de sí mismos y tienen poca empatía con los demás, falta de sentido común, movimientos o gestos extraños, obsesiones con temas complejos, no tiene contacto visual, no entiende las reglas explicitas de un juego, le cuesta salir de casa, prefieren jugar solos, cuando quieren algo tiene que ser inmediatamente, tiene poca tolerancia a la frustración, no tiene malicia y pueden ser muy sinceros.

Si has notado alguna de estas características en tu hijo o que tiene problemas para relacionarse socialmente, es muy importante que lo lleves con un psicólogo para una evaluación. La familia en ocasiones tiene un impacto muy fuerte cuando hay un diagnóstico, sin embargo, para otros es un descanso porque la sospecha de que algo sucede ahí esta y ahora saben qué rumbo tomar con respecto al tratamiento de su hijo.

Siempre es mejor saber e informarse qué sigue para todos, ya que una persona con AS come sólo ciertos alimentos, su ropa tiene que ser de algodón, no aceptan que cualquier persona los toque e incluso si lo haces sin que se den cuenta, se pueden asustar, la rutina es algo que les permite sentirse seguro y pueden caer en crisis por cambios repentinos en sus horarios o actividades. Es probable que siempre pregunten lo mismo y que al ir creciendo, los amigos se acostumbren a él, casi siempre eligen a un amigo “protector” y en las relaciones amorosas, no saben identificar cuándo están siendo atractivos para alguien.

Al llegar a la edad adulta, los niños con AS pueden mejorar mucho, siempre y cuando se haya tenido un tratamiento eficaz que le permita lidiar con su discapacidad. Muchos adultos son muy funcionales y llegan a trabajar de manera exitosa en empresas establecidas, se casan y tienen hijos, aunque pueden seguir necesitando apoyo moral y aliento para mantener una vida independiente o en pareja.

Algunos padres se han dado cuenta de que son asperger en su edad adulta, al ser diagnosticados sus hijos y esto les permite poder entender toda una vida de dudas, así como a los familiares. También abre una gran oportunidad para seguir aprendiendo y poder contribuir en un momento dado en el apoyo emocional al hijo.

De una u otra manera es importante buscar comunidades de apoyo, ya sea por redes sociales o asociaciones que apoyan a la sociedad, así como la intervención de un psicólogo que los guíe a una vida de mayor calidad en su vida.

La autora es licenciada en Psicología.

Correo electrónico: psic.gladys12@gmail.com