Banco del Bienestar, competencia desleal

El autor es presidente de Coparmex Sonora Norte.

Es indispensable que sigamos transitando como país a una economía de mercado en el que prevalezca la máxima de "tanta empresa como sea posible y tanto Gobierno como sea necesario".

La incursión del Gobierno en actividades propias de la iniciativa privada constituye una competencia desleal y un mal uso de nuestros impuestos.

Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se propone expandir el recientemente inventado Banco del Bienestar, de 538 a 13,000 sucursales.

La inclusión financiera es, sin lugar a duda, un reto que se debe taclear. Sin embargo, la mejor alternativa sería motivar a la banca privada, mediante incentivos o una asociación público-privada, para extender su cobertura territorial y disponibilidad de servicios. Es por esto que la estrategia de la Presidencia pareciera pretender otro objetivo.

Para dimensionar la magnitud de lo que se pretende hacer, la banca nacional, en toda su historia desde 1864 sólo tiene 11,068 sucursales. Esto significaría más que duplicar la cantidad de sucursales bancarias. Lo que, es más, el 53% de las sucursales bancarias serían del Gobierno. Esto es equiparable a como una estatización parcial de la banca.

La historia demuestra que cuando los gobiernos incursionan en actividades propias del sector privado, sus empresas terminan plagadas de problemas de ineficiencia, mala calidad y corrupción. El sector público no responde a la misma motivación que un empresario, ya que no ponen en juego su patrimonio ni obedece a las reglas de mercado.

En una economía de mercado, la feroz competencia, es el factor determinante que impulsa los jugadores a buscar la excelencia y la mejora continua. Factores que no entran en juego en las empresas públicas.

Los recursos que aportamos todos los mexicanos se deben de canalizar a atender problemas que sólo el Gobierno puede atender como: Seguridad pública, cuidado del medio ambiente, manejo de la política monetaria, legislar, ordenamiento urbano, entre otros.

Siempre que haya un particular que pueda hacer, o desempeñar, una actividad o función, se le debe de encomendar esa actividad.

Peor aún, la utilización del Ejército en labores de construcción de estas sucursales, así como del aeropuerto en Santa Lucia, implica distraerlos de una de las funciones más sensibles y urgentes que es la lucha contra el crimen y la protección de todos los mexicanos.

El crecimiento de la nómina que se pretende labore en estas sucursales también vendrá a engordar las filas de la burocracia que terminaremos pagando todos los mexicanos.

Si es verdad que, es necesario ampliar la cobertura territorial del sistema bancario, el problema reside en el hecho de que se trata de lugares con minúscula actividad económica y notoria carencia de servicios básicos.

Por ello, la prioridad debe ser dotar a estas comunidades de los servicios públicos esenciales y promover junto con el sector privado, proyectos sostenibles de desarrollo regional.

Un clima de prosperidad económica sería el mejor incentivo para la llegada de la banca privada a más lugares. Por eso insistimos que no existe desarrollo social sin crecimiento económico.

El autor es presidente de Coparmex Sonora Norte.