Indispensable la autonomía del Banco de México

Autor es presidente de Coparmex Sonora Norte.

Este año el Banco de México cumplió un cuarto de siglo como órgano autónomo. Su autonomía se logró sólo después de ser propuesta por organizaciones como Coparmex y la sociedad civil organizada. Por fin, en 1994 se logró un paso significativo y decisivo en la dirección de las economías modernas dotándolo de su autonomía.

Hay que recordar los tiempos en los que las decisiones en materia de política monetaria se tomaban en Los Pinos con fuertes matices políticos. En aquellos tiempos, nuestro país se tuvo que acostumbrar a devaluaciones cíclicas que obedecían a los periodos electorales.

Las consecuencias de cada crisis causada por un mal manejo de la política monetaria, tuvo como consecuencia el arrojar a millones de mexicanos por debajo de la línea de la pobreza y un incremento dramático de connacionales en condición de pobreza extrema. Por esto es que, entre economistas, es bien reconocido que, no existe mayor crimen que un mal manejo de la economía.

Los datos son reveladores, entre 1970 y 1994 la inflación promedio anual fue del 38%, teniendo periodos con inflación de hasta 180% como en febrero de 1988. En cambio de 1994 en adelante se ve una marcada mejoría en cuanto a estabilidad económica, control de la inflación, las tasas de interés y el tipo de cambio. Desde el año 2000 abandonamos el territorio de las tasas de inflación de doble dígito para no volverlos a visitar jamás.

Hoy en día, no deja de preocupar el hecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador en fechas pasadas haya intentado ejercer presión para que el Banco de México baje sus tasas de interés obedeciendo a su propio criterio. Esto resulta preocupante ya que por ningún motivo se debe de desvanecer la línea divisoria entre el Ejecutivo y el Banco de México en deterioro de su autonomía.

El escenario actual de evidente fracaso en materia de crecimiento económico y desarrollo social por parte de la administración actual ha arrastrado un elevado costo político. Ante esta circunstancia resulta tentador, para el ejecutivo y el partido en el poder, ejercer presión en la toma de decisiones de política monetaria.

Aún más tentador podría resultar echar mano de las reservas internacionales para financiar programas insignia de la administración actual. Reservas que son indispensables para darle credibilidad a la deuda soberana de nuestro país en los mercados financieros internacionales.

Es importante recordar que son estas reservas internacionales las que nos permiten conservar una calificación crediticia de la que depende que tengamos acceso a los mercados financieros internacionales.

Es por ello que debemos ser cercanamente vigilantes de los intentos por influir en las decisiones del Banco de México. La mejor contribución que nuestro Banco Central puede hacer para el crecimiento y el bienestar nacional es cumplir cabalmente con su objetivo sin ceder a presiones políticas por parte del ejecutivo. Minar la autonomía del Banco de México sería una sentencia condenatoria para el desarrollo y el bienestar económico de todos los mexicanos.

El autor es presidente de Coparmex Sonora Norte.