¿Qué hacer con el tiempo en 2020?

Director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”, Víctor Hugo, novelista francés.

Ahora que estamos a punto de iniciar el 2020 hacemos una reflexión, de manera consciente o inconsciente, en torno al concepto del tiempo.

Dependiendo de las experiencias que hayamos tenido durante este año, podemos hacer una evaluación sobre las bondades u obstáculos en el devenir de los últimos meses. Si a una persona le fue bien económicamente o en su vida profesional, interpretará 2019 como muy bueno. Pero si alguien perdió un ser querido, no tuvo una adecuada salud o sacó la vuelta a los cobradores, afirmará que este año no fue tan benévolo.

El tiempo es la principal posesión con la que nacemos. Algunos, junto a la ración de tiempo, traen en su cuna un patrimonio incorporado, otros vienen con impedimentos físicos o mentales que les limitarán los usos alternativos de esa cuota de minutos y segundos. Dependiendo del lugar y las circunstancias físicas, culturales y morales se facilitará o frenará el empleo fructífero del tiempo personal. De ahí que un sonorense no tenga la misma percepción del tiempo que un capitalino, estadounidense, asiático o europeo.

Así a lo largo de la vida vamos dando tiempo a cambio de dinero, respeto, cariño, servicio o convivencia. Patrimonio, familia, trabajo y cuidado personal se hacen a través del tiempo y exigen entregarlo; ello porque las cosas de la vida humana no son conceptos, sino experiencias que se despliegan por horas, días y años. Tal vez por eso han surgido los horarios, como manifestación de las actividades humanas, para saber dónde se gasta e invierte el propio tiempo.

Ahora bien, distribuir el día en tres tercios –trabajar, convivir y descansar- parece bastante razonable. De hecho, buena parte de la sociedad tiene la sensación de seguir este modelo. Comprobarlo puede ser útil, pues hay individuos que logran trabajar realmente 20 horas a la semana mientras que otras le dedican 50; diez horas de sueño le pueden bastar a alguien y cinco para levantar de la cama a otro; al pie de la moda, los adolescentes y jóvenes viven todas las horas posibles de las madrugadas de fin de semana, y supeditan el resto a ello. Parece como si la gente se matara trabajando de lunes a viernes para gastarse el dinero los fines de semana en sus gustos personales.

Asimismo, habrá que contar el tiempo empleado en charlas, lectura o televisión. Resultan enormes las cantidades de tiempo que absorben las redes sociales; éstas llegaron para quedarse y ofrecen enormes posibilidades para el desarrollo personal, por lo que debemos ser muy selectivos.

Por otra parte, es la falta de tiempo una de las razones por la que bastantes personas ya no pueden darlo, lo han ocupado o perdido. Muchas cosas de la vida exigen tiempo, sean los hijos, la comida en casa, padres o amigos porque resulta imposible querer sin dedicación. Hay personas que por invertirle mucho tiempo a la búsqueda del poder, el dinero o el estatus social, por ejemplo, pierden familia, amigos y hasta su integridad.

Por lo tanto, sólo cuando uno vive con calma puede atender a otros; sólo cuando nos damos tiempo para reflexionar sobre nuestros logros y metas se puede aprovechar el tiempo. Y la verdad, ocupamos el tiempo en aquello que nos interesa. Si no es así, los minutos se hacen eternos y las horas demasiado lentas. Usted, ¿qué piensa?

¡Feliz 2020!

Rafael Robles Flores

@rafaelroblesf

Director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

Presidente de Grameen de la Frontera.