Liderazgo: ‘ser humilde’

Maestro Alejandro Linas Díaz alexlinasdiaz@gmail.com @linas_alex

Actualmente existe una característica peligrosa y silenciosa que desafortunadamente cada vez es más común identificarla dentro del liderazgo, ¿te imaginas cuál es?

Seguro estás trayendo a tu mente varias como son la pasividad, no trabajar en equipo, no saber hablar en público, dirigir en base a resultados y no cuidar a la gente (tema que compartí en el artículo anterior), entre otras.

Sí es así, estoy totalmente de acuerdo y existen muchas otras que sin duda deben ser características con las que debe contar un líder, pero hoy quiero referirme al que con gran frecuencia el liderazgo conduce y es a la “arrogancia”.

Cuando tenemos una posición donde somos el foco de la atención general, donde poseemos poder y autoridad, tenemos el riesgo latente de sentir que somos más importantes que los demás.

Y créeme, he visto que la ruina o fracaso personal de quien en algún momento tuvo la oportunidad de dirigir y ser exitoso, en un gran porcentaje se inicia con el simple pensamiento de ‘¡yo soy lo máximo y aquí me deben respetar, además de hacer lo que digo por ser el jefe!’, ¿Te suena familiar?

El líder debe ser un modelo a seguir, una fuente de inspiración para todos y quien debe luchar por lograr el bien común de quienes integran la empresa y por supuesto la gente que está a su alrededor en cualquiera que sea su nivel jerárquico o incluso social…

El deporte, donde ya he compartido por varios años y tuve la oportunidad de trabajar, siempre me ha parecido un excelente espacio donde existen los modelos a seguir y me refiero a deportistas desde infantiles hasta juveniles y por supuesto alto rendimiento además claro, entrenadores, así como directivos.

Cualquier persona-líder que forma parte de un equipo o grupo deportivo debe comprometerse a, en todo momento, vivir consciente de esa responsabilidad. Influenciando de cierta forma, con la esperanza de que su ejemplo pueda tener algún efecto positivo en todos los integrantes.

El líder se puede convertir en una celebridad, pero debe cuidar el que no se le glorifique en aras de engrandecer el propio ego. Recurrentemente observo a líderes empresariales y deportistas, que olvidan manejar esa importante responsabilidad adecuadamente o con inteligencia. Es decir, no lo emplean en beneficio de los demás, incluso, se enfocan más en un estatus de ser importantes por la posición, el dinero, el poder y un bien meramente individual.

En alguna ocasión leí sobre Don Keough, expresidente de Coca-Cola quien, a pesar de su responsabilidad y posición, la gente cercana lo definía como un hombre exigente, pero sumamente humilde. Un día, él y su gerente general participaban en un gran evento de inauguración y se encontraban en un restaurante donde sus bebidas eran por exclusividad las que se ofrecían dentro del mismo. En ese momento se animó a ponerse el uniforme de empleado, conocer la dinámica y atender a los clientes, por lo que su tarea consistió en apoyar sirviendo las bebidas. Después de hacerlo durante aproximadamente dos horas llenando los vasos con hielo y la soda, mencionan que se volvió hacía una de sus empleadas que estaba a su lado y le preguntó:

  • ¿Qué tal lo estoy haciendo?
  • Bueno, estimado Sr. Keough –dijo ella-, usted es un hombre sumamente agradable, pero la verdad es que es un tanto lento llenando los vasos, nos hemos atrasado un poco y tampoco lo vi sonreír como nos lo solicitan.

Al escucharla, el gerente general se puso muy nervioso, pero la reacción del entonces presidente de una gran compañía fue, de forma sencilla y con gran humor, agradecerle el comentario a la empleada y darle un gran abrazo que posteriormente se convirtió en una tarjeta que envió días después y que citaba: “Muchas gracias por permitirme valorar el gran trabajo y habilidad que cada uno de ustedes realiza día a día para atender con calidez a nuestros clientes”. Sin duda, después de ese comentario, sólo una persona con esa posición y nivel de humildad habría actuado, apreciado y admirado las buenas cualidades e intenciones de su colaboradora como lo hizo el Sr. Keough.

Esta historia siempre me ha hecho reflexionar y te invito a que también lo hagas, me pregunto: ¿Y yo qué hubiera hecho ante ese comentario si fuera el presidente, dueño, jefe o gerente general? Cada uno de nosotros podemos tener y decir una respuesta diferente, pero sería interesante identificar, además de analizar nuestro actuar, cuando tengamos una situación similar, ¿no crees?

La humildad debe ser la base de las cualidades más importantes que cualquier líder, e incluso persona, debe tener. Los líderes que quieren lograr el máximo de su equipo pueden iniciar desarrollando y exigiendo de manera genuina, con humildad y confianza, a su personal. La humildad tiene que ver más con lo que haces que con lo que eres, debemos olvidar ser de esos líderes que hacen a todos los demás sentirse pequeños y transformarnos por contar con esa verdadera grandeza que consiste en hacer que todos se sientan importantes (Charles Dickens).

Todo líder, y espero cada vez seamos más de manera intencional, debe tener como principal cualidad el “ser humildes”, aunque la mayoría de las veces sea la que dejemos al último o ni siquiera la tengamos presente. La humildad es una cualidad indispensable para todos aquellos que aspiran a ser y trascender como “grandes líderes”, pero también como “¡grandes personas!”.

La Humildad Es El Sólido Fundamento De Todas Las Virtudes…

Confucio

 

Un Gran Hombre Siempre Está Dispuesto A Ser Humilde Y Pequeño…

Ralph Waldo Emerson

 

 

Maestro Alejandro Linas Díaz

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