Latinoamericanos

Comunicación Estratégica para el Aprendizaje de Grupos y Públicos Meta.

Hace algunas semanas, impartiendo clase, encontré una reflexión sorpresiva.

Alguien, lamentándose de su origen latinoamericano, se preguntaba qué remedio tenía nuestra raza ante la actual crisis y lamentaba no alcanzar a ver ninguno.

El joven daba por sentado que lo teníamos peor que otras naciones sólo por ser latinoamericanos.

Somos desorganizados, perezosos, sin aspiraciones —acusaba.

Con un dejo parecido a la nostalgia, admiraba a otras culturas como la aria o la sajona.

Ellos sí que son organizados, muy trabajadores y siempre buscando el progreso, añoraba; en cambio, nosotros...

Hay que mirar el mundo moderno, insistía, ¿quién lo hizo?

Ellos, pero nosotros, sólo copiamos...

Mi comentario fue directo. Le llamé por su nombre y le dije:

“Te equivocas, el mundo actual fue inventado por nosotros, los latinos”.

Es de Roma, de donde viene esa propuesta de organización social; de los romanos viene el trazar carreteras para facilitar el flujo de las mercancías y de las personas; de nosotros viene la organización militar y la política moderna; es de nuestra cultura latina que viene la estructura de los servicios asistenciales a la comunidad; es de nuestra cultura hispana, latina, que viene la organización de la educación; es de nuestro cuño el mundo moderno; los fundamentos en donde se ha construido el actual mundo moderno tienen raíces latinas.

No debieras avergonzarte de ser quien eres, no deberías avergonzarte de tu origen.

Hay mucho de qué estar orgulloso y suficiente para levantar y mantener la frente muy en alto”.

Deberías, en cambio, dedicarte a sumar tu energía a arreglar los problemas que aporta nuestra convivencia. Bien harías si sumaras tu inteligencia a resolver nuestros problemas cotidianos.

Cierto que los hay; pero igualmente cierto que tenemos la capacidad para superarlos.

Y mucho más allá, tenemos la capacidad de inventar nuevos caminos hacia conquistas insospechadas.

El tema es no dejar de creer en lo bueno.

Si crees que eres un fracaso en potencia –por la razón que sea- fatalmente tienes la razón.

Pero, por otra parte, si creyeras que tienes alternativas y una posibilidad de triunfo, también tendrás la razón.

Por eso es importante el autoconcepto que defines en tu creencia.

Tu creencia define tu conducta.

Eres lo que crees”.

Y, no obstante, aún hay mucho más por lo cual valorar tu existencia.

Hoy, en todo el planeta, no hay nadie como Tú; nadie con tu particular visión del mundo; nadie capaz de sentir lo que Tú sientes ni –por lo tanto- pensar lo que Tú piensas”.

Para que la Creación haya podido crearte, ha sido necesario que nacieras en esta circunstancia que te ha dado la vida. Valórala, es la única posibilidad que había para que Tú existieras, para que fueras algo en vez de ser nada”.

Te invito a recrear este pensamiento dentro de ti: ¡Oh! ¡Existo!

Nada me falta para ser algo en vez de nada.

Existo sin siquiera haberlo pedido, por tanto, es un regalo mi existir.

Existo pudiendo no haber existido (si cualquier cosa hubiese sido distinta en mi historia, yo no habría llegado a existir, pues soy el resultado y consecuencia de los actos concatenados que constituyen mi pasado), y esto es un tesoro.

Existo junto a otros para los que su propia existencia es también un tesoro.

¡Qué profundo y qué sensible, qué relevante y qué trascendente será ver a las demás personas con estos ojos llenos de sorpresa, admiración y respeto al encontrar que ellos también son un tesoro existencial!