Altar de Muertos a Niños Migrantes

La autora es coordinadora del Seminario Niñez Migrante El Colegio de Sonora.

Llegó la calavera zumbante a apagar el fuego de Trump. Le dijo: cállate bocón o te llevo al panteón. ¿Qué es la muerte? ¿Quién ha comido pan de muertos? Preguntó la maestra Miriam a la clase para niños y adolescentes migrantes; un menor centroamericano dijo: “La muerte es algo natural”.

Desde hace dos semanas la maestra había introducido a la clase el tema de Día de Muertos, una de las tradiciones mexicanas más importantes.

Algunos de los niños no sabían su origen y el significado, “a nosotros nos gusta el Halloween, me gusta disfrazarme, allá pedíamos dulces”, dijo Lara con una bonita sonrisa.

Los jóvenes de Centroamérica, por otra parte, identificaron la flor de cempasúchil cuando la maestra la puso en pantalla.

El género de la calaverita literaria les llamó mucho la atención.

La maestra habló de las características de ésta: la burla o mofa, el tono irónico en su redacción que a veces expresa un descontento.

Con eso en mente los alumnos se dispusieron a escribir sus propias calaveritas: “En Honduras tienen las verduras duras pero le dijo la muerte que se los lleva para la tumba” “En Tin Otoch aparece la muerte al que no la enfrente se lo lleva la corriente” “Juan venía caminando y miró a la Catrina cantando y lo que la Catrina decía te voy a llevar arrastrando”.

Escribieron calaveritas dedicadas al abuelo, al albergue, a su país. Posteriormente colorearon calaveras para el Altar, recortaron figuras y pegaron a un hilo de estambre los recortes de papel que adornaría el altar, el cual sería dedicado a los niños y niñas migrantes muertos en su intento de llegar a otro país.

¿Quién es este niño? ¿Qué le pasó? ¿Con quién andaba?...

Preguntó Raquel, niña migrante retornada de 9 años, quien llegó al momento de estar montando el Altar en el patio de El Colegio de Sonora. Raquel observaba fijamente la foto de Aylan en el Altar de muertos.

El niño Aylan, de 3 años de edad y originario de Siria, fue hallado sin vida en las costas de Turquía; la embarcación en la que viajaba junto a sus padres y hermano naufragó.

Desde 2014 al menos 640 niños y refugiados han muerto en el mar Mediterráneo tratando de llegar a Europa. La maestra Miriam, pensando muy bien cómo responderle a Raquel le dijo: “Era un niño que iba a otro lugar, que lo llevaban sus padres y que no pudieron llegar…”.

La niña sólo se quedó observando en silencio.

Los niños, niñas y adolescentes migrantes son el grupo más vulnerable de la política migratoria.

En la historia futura de estos países las acciones contra niños y adolescentes migrantes formarán parte de una historia dolorosa.

A estos niños y adolescentes se les ha separado de sus padres en la frontera Sur, y la del Norte.

También se les ha detenido y enjaulado, infligiendo con ello actos de lesa humanidad.

Mucho qué pensar. Mucho qué actuar.

Gloria Valdez Gardea

La autora es coordinadora del Seminario Niñez Migrante El Colegio de Sonora gvaldez@colson.edu.mx