Organización: la comunicación

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet.

Conforme al tamaño de la organización, en ese tenor, se desarrollarán los modelos de comunicación y la transmisión de mensajes.

De allí que si el envío de la información es el adecuado, se facilita con mayor énfasis y claridad lo que las jefaturas quieren.

¿Y qué pasa cuando son inadecuados los ingredientes de claridad, promoción, retroalimentación, así como la toma de decisiones y el tiempo adecuado para ejercer las acciones debidas?

El producto final suele acarrear menor productividad de la esperada o bien, toma de decisiones de los bandos medios y bajos, alterados, desfocalizados y no se consiguen los objetivos esperados.

De allí que los liderazgos dictatoriales (merece tema aparte para explicarlo) son claros en sus designios que suelen ser cortos y se convierten en metas a conseguir.

¿Pero y en las pequeñas organizaciones, incluyendo la familia, qué suele ocurrir?

No hay que ir lejos por la respuesta vivida por todos los papás y mamás, quienes, cuando envían mensajes disímbolos, desenfocados, desiguales por parte de ambos (es un liderazgo bifurcado) dan pie a que los hijos tomen pedazos de esas decisiones y las interpreten a su manera bajo el pretexto de que no se están criando soldados y de allí se desglosa una serie de sucesos que brincan de la decepción paterna a la rebeldía del chamaco.

No sirve de nada en un problema familiar atacarlo luego de un tiempo de transcurrido.

Tiene que ser en caliente. Ahora imagine un país, una trasnacional, que imponen una decisión equis y a la postre su comunicación puede llegar tergiversada sin la sensibilidad primaria para que la transmisión del mensaje sea el adecuado, lo cual suele causar más estragos que beneficios, de allí la importancia de que la información llegue pareja e igual a todos y justificada para que más personal entienda lo que quiere el jefe.

Claro, es imposible desligarse del contexto de tiempos y referencias geográficas.

Los ejércitos son muy claridosos en sus mensajes, pero no es lo mismo pensar en tiempos de los romanos, Napoleón y su Waterloo o vaya, los alemanes contra los rusos cuyas épicas batallas las perdieron por falta de mensajeros atinados y no supieron actuar conforme a tiempos logísticos adecuados.

El frío hizo que perdieran los nazis, las órdenes de Napoleón se tergiversaron con lo que querían los generales que conformaban el cuerpo de gobierno y las batallas romanas se perdían en las discusiones de su Senado.

Si nos vamos a las empresas familiares, la falta de claridad de las reglas hace que al contratar a personal que son parientes pareciera que estos empleados laboran con uno como si nos hicieran un favor.

Esta problemática la vamos a tratar con mayor profundidad más adelante, pero tiene que ver con la comunicación, característica que por cierto las empresas medianas manejan con cierto miedo lo que se convierte en una detente en sus ambiciones de crecimiento.

Del tema se han escrito muchos libros que culpan a otros factores valederos todos, que llevan al fracaso y muerte de organizaciones, pero el principal es un adecuado sistema comunicacional y la historia lo demuestra.

 

ARMANDO VÁSQUEZ ALEGRÍA

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet. Consultor en Competitividad Organizacional con doctorado en Administración Pública.

 

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