El impacto de la alimentación en las emociones

El autor es licenciado en Nutrición, nutriólogo en Instituto Mexicano del Seguro Social y asesor de legislativo.

Se dice que hay alimentos que producen placer, excitación, atracción y estimulan nuestro sistema nervioso central con la producción de dopamina, estrógenos y otras sustancias que nos estimulan a sentir satisfacción y hasta enamorarnos.

¿Cuántas veces no hemos escuchado que el chocolate es afrodisiaco o el vino tinto o los ostiones aumentan la libido o placer?

Dentro de esas frases hay cierta realidad, pero lo que sí es un hecho es que la alimentación juega un papel directo en nuestras emociones y no sólo en la parte afectiva, de bienestar o placer, también directamente en nuestra capacidad cognitiva y racional.

Nuestra capacidad de retención y captación de ideas genera directamente la energía que nos mantiene trabajando todos los días y por ende esto afecta a nuestro estado de ánimo, entre mayor energía tengamos nuestro ánimo será mayor o menor.

Tanto influye lo que ingerimos que marca momentos de felicidad o tristeza y no precisamente por el platillo que consumimos, si está rico o no, sino por lo que está estimulando en nuestros receptores endocrinos y las hormonas que se producen.

Hay dichos o frases “clichés” como por ejemplo “eres lo que comes”, y una oración tan simple hace tanto sentido al aspecto físico y emocional.

Ahí radica la importancia de la alimentación y los grupos de alimentos, que nos eduquemos en qué comer, acorde con nuestro estado de ánimo, objetivos y estilo de vida que llevemos.

La alimentación ya no es un tema de imagen, hoy en día ya es un tópico de salud nacional, de prevención y control de enfermedades crónico-degenerativas.

La influencia de la dieta en nuestro estado emocional va directamente con la situación actual que estemos pasando; por poner un ejemplo, si nos sentimos ansiosos o estresados, por lo general tendemos a comer para calmar esa ansiedad y encontramos la paz en los alimentos.

El problema está en que por lo general escogemos alimentos ricos en grasa, azúcares y harinas que más que ayudarnos nos van a ir aumentando kilos y está demás mencionar el incremento de colesterol, triglicéridos y glucosa en sangre.

Hay alimentos que calman la ansiedad por su contenido de triptófano, un aminoácido que ayuda a la producción de serotonina, la cual es una hormona que nos va a dar la calma que tanto ocupamos.

De la misma manera cuando estamos tristes o enojados tendemos a calmar o llenar esos vacíos con comida grasosa y con gran cantidad de azúcar.

Simplemente cuando hay un rompimiento amoroso la mayoría de la gente tiende a subir unos kilos de más por la depresión causada por esto, cuando podría escoger alimentos saludables y calmar o cambiar esa depresión por ejercicio aerobio o gimnasio y buscar ser la mejor versión de sí mismo.

En conclusión, no hay alimentos buenos y malos, y si bien sí se relacionan directamente con las emociones, todo se basa en elegir lo que nos haga sentir mejor en la situación que estemos pasando, pero siempre tomando en cuenta el valor nutrimental y lo que aporta a nuestro organismo.

David Toache

El autor es licenciado en Nutrición, nutriólogo en Instituto Mexicano del Seguro Social y asesor de legislativo.