Organización: ente vivo

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos e Internet. Consultor en Competitividad Organizacional con doctorado en Administración Pública.

El ser humano hubo de organizarse para incrementar su capacidad de supervivencia. Mientras había recolectores, cazadores, guardias, cocineros, curanderos y todo aquel elemento necesario para lograr una producción adecuada de insumos, también existían los jefes en la pirámide de poder, pues una organización sin una dirigencia, simplemente no existe.

Ese gen de supervivencia nos indica también que en menor o mayor medida, queremos ser el jefe. Es natural.

Y mientras haya dirigentes, existirán las organizaciones formales, informales, de corta o larga vida, todas tras un fin determinado. Son pues, entes vivas que nacen, crecen, se desarrollan, transmutan, se propagan y mueren, lo cual comprende desde grandes civilizaciones como la egipcia que duró cinco mil años hasta una familia que con el tiempo desaparece y deja semillas que germinarán apoyados en creencias y costumbres de sus antepasados.

Los estudios sobre la complejidad de las organizaciones están inmersos en un campo de estudio ligado directamente con el devenir de los escenarios de la historia del hombre y su cambio mental. No es lo mismo un sindicato en la era inicial de la industrialización a los actuales. Es decir, los procesos se transforman conforme al paso del tiempo. 

Los estudiosos del tema dicen básicamente que todo dirigente busca establecer métodos de control bajo un adecuado liderazgo -de la veintena de estilos que existen-, aplicando herramientas comunicacionales -imagínese la era de Gutenberg y el Internet-, estableciendo metodologías para la creación de procesos y procedimientos que conlleven a la formación de sistemas, así como la búsqueda constante de estrategias cambiantes que vislumbran una mayor producción o crecimiento. 

Es lo común y aplica para cualquier tipo, tamaño y forma de organizaciones existentes: gremiales, académicas, familiares, religiosas, sectarias, empresariales, filantrópicas, micros, pequeñas, medianas, grandes, hasta macros como países, trasnacionales, etcétera.

Poco a poco nos iremos sumergiendo en este fascinante mundo en el que se estudian sus cualidades en esa búsqueda de la perfección, de allí que los modelos que más han perdurado tienden a fortalecerse con la existencia de un ideólogo, el estratega, táctico y operadores y no estamos hablando del organigrama, sino de conceptos que van más allá de la simple jerarquía y que impactan en el hoy y mañana de toda organización.

Armando Vásquez Alegría

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos e Internet. Consultor en Competitividad Organizacional con doctorado en Administración Pública.

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