2022: Nuevas esperanzas

2022: Nuevas esperanzas, escribe Ignacio Morales Lechuga en #ColaboraciónEspecial.

Las fechas renovadas motivan a reflexionar y expresar deseos y esperanzas. Más allá de la esfera privada, todos podemos vislumbrar los asuntos que seguirán incidiendo decisivamente en la vida social y política de los mexicanos. Comparto algunas reflexiones al arranque del año:

1. Deseo que jamás nos acostumbremos al miedo y al clima de violencia cotidiana. Dejemos de ser indiferentes ante las cifras que rebasaron 36 mil asesinatos dolosos el año pasado, (más de 107 mil acumulados desde 2019). Necesitamos que la violencia disminuya; ojalá la esperanza de millones de ciudadanos hacia la seguridad sea clamor y exigencia para que la escuche el gobierno dispuesto, por fin, a enmendar errores. Que tengamos menos violencia contra la sociedad.

2. Que el tercer año de pandemia sea el último y los servicios de salud pública que presta el Estado puedan con el reto y mejoren en calidad y capacidad de atención a la población, hasta lograr un sistema nacional de salud universal desde la niñez hasta la ancianidad, sin regateo ni manejo político y sin crisis de abasto de medicinas.

3. Que las decisiones sobre el rumbo económico dejen de actuar como un demoledor de valor e impulsen la confianza y las inversiones productivas, únicas que generan empleos sostenibles, crecimiento y desarrollo económico. La economía mexicana, que ha caído al lugar 17 en el mundo pueda evitar los clichés de un modelo fracasado financieramente e insostenible, y aprovechar el potencial enorme de sus ventajas comparativas.

4. Que el Banco de México pase la prueba de su capacidad para controlar la más alta inflación de los últimos 20 años (7.7%) y cuide los equilibrios financieros fundamentales en un año plagado de dificultades internas y externas. Ante el mundo, está en juego la credibilidad financiera de país y aquí, la canasta básica de la mayoría de los mexicanos.

5. Que los diputados y senadores se constituyan en verdaderos representantes del pueblo y de la federación y no en empleados obsequiosos del Presidente y que este revalore la concordia y deje de estar polarizando y ahondando divisiones. Que los legisladores fortalezcan la independencia y credibilidad del árbitro de un sistema electoral cuya construcción y perfeccionamiento ha significado más de 30 años de evolución democrática hasta llegar a tener elecciones libres y creíbles.

6. Que la corrupción en el manejo de bienes públicos deje de ser problema generalizado y se fortalezcan la transparencia y rendición de cuentas y el acceso a la información, únicos instrumentos de alcance ciudadano contra este cáncer, y que éste sea un fenómeno circunstancial que se sancione efectivamente.

7. Que la educación básica, media y universitaria sea un servicio de excelencia y calidad, con respeto al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y la cultura y con plena libertad de cátedra. Que el acceso a las universidades sea en función de conocimientos y evaluaciones del desempeño académico, sin la aprobación automática que algunos políticos proponen a costa de los servicios técnicos o profesionales que luego debe recibir la sociedad mexicana.

8. Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación sea un garante activo de constitucionalidad y legalidad, y actúe como un valladar ante desmesuras y apresuramientos políticos, incluidos los provenientes de los poderes ejecutivo y legislativo. Este gobierno ha generado la cifra más alta de amparos por actos violatorios contra la Constitución.

9. Que la salud, la lucidez y la templanza le permitan a cada individuo ver más allá de su estricto interés y trascender la imagen que devuelven los espejos, viendo también hacia los demás, hacia sus derechos, hacia la familia y la sociedad con más alegría y auténtica esperanza renovada.