¿Un gobierno israelí sin Netanyahu?

¿Un gobierno israelí sin Netanyahu?, escribe Mauricio Meschoulam en #ColaboraciónEspecial.

Todo parece indicar que Netanyahu, después de 12 años de gobierno, se va. Esto tendrá aún que ser ratificado por el parlamento, pero de confirmarse, hay varios asuntos que vale la pena revisar. Las diferencias políticas y la polarización en ese país ocasionaron que, tras cuatro elecciones en apenas dos años, parecía imposible conseguir lo que se acaba de lograr: la formación de una coalición para gobernar. Sin embargo, la composición de una alianza que parecería improbable, se alcanza gracias a objetivos limitados: primero, sacar a Netanyahu del poder, y segundo, gobernar con agendas muy específicas que no toquen los temas centrales más allá de metas económicas, sociales y de seguridad muy concretas. Unos apuntes al respecto:

1. Se trata de una coalición que incluye ocho partidos posicionados desde la izquierda hasta la extrema derecha, además de, por primera vez en la historia de ese país, un partido árabe israelí de ideología islamista.

2. Para entenderlo, se necesita comprender el nivel de desgaste que ya traía Netanyahu tras doce años de gobierno, y su indisposición a soltar el poder. El aún primer ministro enfrenta tres causas legales por fraude y corrupción, cuyo desenlace se había venido postergando a raíz de la pandemia. Entre diversos sectores en ese país, hay una profunda convicción de que Netanyahu se aferraba a su silla para intentar seguir doblegando desde ahí a las instancias judiciales y al estado de derecho. A esto hay que añadir los efectos económicos, políticos y sociales por la pandemia, y el sentimiento entre muchas personas de que las respuestas ante la crisis se gestionaron de forma ineficaz. Todo ello causó que otros partidos de derecha prefirieran sumarse al centro y a la izquierda, antes que permitir que Netanyahu siguiera gobernando.

3. Los próximos dos años, el gobierno será dirigido por Naftali Bennett y los siguientes dos, por Yair Lapid. Bennett fue jefe de gabinete de Netanyahu y formó parte varias veces de su coalición, ocupando cargos como el ministerio de economía o defensa, y es conocido por sus posturas políticas nacionalistas. Yair Lapid, un experiodista y escritor, también ha compartido coalición de gobierno con Netanyahu ocupando cargos como el ministerio de economía, entre otros. Sus posiciones son consideradas pragmáticas y de centro.

4. Se espera una gestión con objetivos limitados a agendas específicas, la cual muy probablemente evitará cualquier discusión de fondo, toda vez que se trata de temas en los que las posiciones de los distintos partidos que la conforman, son distantes. Es decir, la mayor probabilidad es que la presencia de partidos de centro e izquierda moderen algunas de las posiciones de Bennet a la hora de gobernar y más bien, este gobierno se concentrará en temas económicos y sociales. También en temas de seguridad, pero enfocados a garantizar la estabilidad.

5. Por ejemplo, no se espera que haya negociaciones mayores al respecto del conflicto palestino-israelí, pero sí es probable que la dupla Bennett-Lapid dirija esfuerzos para extender la frágil tregua con Hamás, durante el mayor tiempo posible.

6. No obstante, si se suscitan situaciones de alta tensión, o el gobierno se ve obligado a tomar decisiones que sí confronten las posiciones políticas de los actores que lo conforman, la fragilidad de la alianza podría hacerse manifiesta, y la coalición podría desplomarse orillando a una nueva elección más pronto de lo que se piensa.

7. Finalmente, reiterar que los liderazgos y las personalidades importan. Más con alguien como Netanyahu, quien además de sus últimos 12 años de gobierno, tiene 30 años de estar muy presente en esa zona del mundo.

Analista internacional