La importancia de saber mover las cosas

La importancia de saber mover las cosas, escribe Rosana Méndez Barrón en #FueraDeRuta

Siempre he destacado que la economía no es sólo producir o vender bienes, sino que contempla todos los procesos y decisiones que llevan a garantizar el bienestar de la sociedad. En ese sentido, las actividades que dan soporte a los procesos de producción, distribución y consumo cumplen con un rol clave para que el sistema funcione. Entre estas actividades y/o procesos está la logística.

Tradicionalmente, esta tarea o actividad se asocia con el movimiento de productos, en específico con el transporte y su efectividad para colocarlos en los mercados de destino. No obstante, hay muchos otros aspectos que deben considerarse. El concepto de logística ha evolucionado significativamente en los últimos años, la globalización y la masificación del consumo evidenciaron su potencial para estimular el comercio, porque puede enlazar las fases de producción y los mercados, los cuales están separados en tiempo y distancia.

En la actualidad hay un reconocimiento en el medio empresarial y de negocios, expresándose en varias subramas de estudio y análisis: logística empresarial/negocios; logística de distribución; logística internacional; gestión logística, etc.

El desempeño logístico de un país puede determinar la manera en que participa en los mercados internacionales, de ahí que los países de altos ingreso tienden a conseguir mejores resultados en este ámbito. Pero el ingreso no es el único factor determinante. El índice de desempeño logístico (IDL) es un indicador que evalúa y/o el nivel de eficiencia de los países al transportar bienes físicos a través y dentro de las fronteras, y constituye información oportuna que sirve a los gobiernos para monitorear su progreso a lo largo del tiempo y comparar su desempeño respecto de países similares.

El índice, que tiene en cuenta factores como la competencia y las habilidades en materia de logística, la calidad de la infraestructura comercial, el precio de los envíos internacionales y la frecuencia con que los fletes llegan a tiempo a su destino. EL IDL es desarrollado por el Banco Mundial a través de sus departamentos de comercio y de transporte, se publicó por primera vez en 2007 y se calcula cada dos años, a partir de una encuesta en 160 países del todo el globo.

México se ubicó en la posición número 51 en el año 2018, avanzando 5 posiciones desde el inicio de seguimiento del IDL. Aunque contamos con una posición geográfica preferencial -salida al mar por el Pacífico con destino a Asia, y por el Atlántico a Europa, más la cercanía a Estados Unidos- aún hay aspectos pendientes por atender. Tal es el caso de los procesos y tramitología relacionados al comercio (p.e. aduana) y la calidad y disponibilidad de infraestructura.

Los 5 países mejor posicionados en el IDL son Alemania, Suecia, Bélgica, Austria y Japón; nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, ocupan las posiciones 14 y 20, respectivamente. China se sitúa en el lugar 26 y Chile es el país latinoamericano de mejor posición en el ranking (34).

Independientemente de su importancia en los procesos de producción de las empresas, la logística no es una tarea solamente de éstas, sino es un aspecto que debe ser atendido por todos los agentes involucrados en el sistema económico, incluido los gobiernos.

Las prioridades a futuro para el comercio se concentran en alternativas ecológicas, compensar la escasez de mano de obra y la preparación ante amenazas cibernéticas. En estos días, de pandemia y crisis económica, el soporte a la producción y distribución -la logística-, es una tarea fundamental para garantizar la integridad de nuestra economía y el bienestar de la población. Como ya lo había mencionado hace tiempo Peter Druker, “la logística es la última frontera de la rentabilidad”, en ese sentido es prioritario atender y gestionar recursos para garantizar la eficiente movilidad de insumos y mercancías, así como canalizar inversiones al soporte de las empresas y los actores que luchan por mantener operando el sistema económico, sólo así podemos garantizar nuestra supervivencia.

*Rosana Méndez Barrón.

Economista y especialista en ciencias sociales. Colaboradora en CEGAP-COLSON y docente en UES.