China e Irán cooperando para enfrentar a EU

China e Irán cooperando para enfrentar a EU, escribe Mauricio Meschoulam

Trump pensaba que su estrategia contra Irán le iba a orillar a renegociar el acuerdo nuclear. Trump pensaba, también, que China cedería eventualmente ante la guerra comercial y ante los otros frentes que ha abierto en contra de Beijing. Pero eso no es lo que está pasando por ahora. Lo que sí está pasando es que la presión máxima de Trump sobre esos dos países los está orillando a cooperar entre ellos. El ministro exterior iraní Javad Zarif anunció a inicios de julio que China e Irán estaban negociando un acuerdo estratégico para los próximos 25 años, el cual incluye una asociación económica de miles de millones de dólares y una cooperación militar sin precedentes entre esos dos países.

Empecemos por Irán. Desde su campaña en 2016, Trump criticaba el acuerdo nuclear que Teherán había firmado con Washington y otras cinco potencias, además de la UE, como el "peor acuerdo jamás firmado". Prometió abandonarlo (cosa que cumplió en 2018), reactivar e incrementar las sanciones contra Irán (cosa que también ha cumplido) y ejercer una presión tal que obligaría a los iraníes a renegociar el convenio bajo "mucho mejores" términos para EE.UU. Sin embargo, Irán ha resistido la presión. A pesar de que su economía está brutalmente afectada, a pesar del descontento social interno, a pesar del enorme impacto de la pandemia, Teherán se ha rehusado a renegociar.

La expectativa de la Casa Blanca es que, de seguir aplicando las medidas de presión contra Teherán, y más aún bajo condiciones de Covid y recesión global, llegará un punto en el cual el régimen cederá, si no es que antes colapsa. De ahí la importancia del convenio que Irán está firmando con Beijing.

Para Beijing, firmar un pacto de cooperación con Irán es un paso más que busca, por un lado, ensanchar su esfera de influencia en una zona estratégica, y por el otro, golpear a Washington, y específicamente a Trump, en un área que verdaderamente le duele. De concretarse el acuerdo señalado, Irán encontrará un considerable alivio para su economía, un respiro para sus finanzas y un importante flujo de divisas que le permitirá sobrellevar las muchas crisis que vive. Esta promesa de inversión por parte de Beijing desafía abiertamente a las sanciones de EU, y otorga a Irán una mucho mayor capacidad para resistir ante lo que Trump había prometido que haría: sentarlos a la mesa de negociaciones y capitular.

Estos hechos vienen a contrarrestar la narrativa de Trump justo en tiempos electorales. No solo dan al traste con algunas de sus promesas, sino que lo exhiben como un negociador poco efectivo, que ha prometido someter a cualquier actor tras colocarlo contra la pared y obligarlo a ceder hasta conseguir acuerdos favorables para Washington, siendo que lo que vemos, ya en la realidad, dista mucho de eso y nos muestra que una de las consecuencias de abrir tantos frentes y golpear a tantos países al mismo tiempo puede ser que dos o más de esos países decidan unirse para contrarrestar la presión.

Dudo que Trump, a estas alturas, lo pueda ver. Pero valdría la pena que sus asesores o quienes vayan a ocupar la Casa Blanca en los años que siguen comprendan que hoy Irán no está más lejos, sino más cerca de tener una bomba atómica que hace cuatro años y en ese país, las posiciones más duras son las que más terreno han ido ganando. Hoy, China no parece más cerca de ceder ante los temas que hace cuatro años preocupaban a Washington, sino más lejos, y más dispuesta a demostrar que tiene con qué seguir escalando la confrontación. La estrategia de Trump, en esos dos casos al menos, no parece estar funcionando.

Analista internacional

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