Peligran vaquita marina y México

Mientras en el Alto Golfo de California, donde se unen las costas de Sonora y Baja California con el Mar de Cortés, cientos de pescadores sufren las de Caín por los obstáculos impuestos a la pesca regional.

Desde abril del 2015, cuando se prohibió el uso de redes a los pescadores del Golfo de Santa Clara y alrededores, se vive en la incertidumbre social y económica.

En el gobierno de Peña Nieto se llevó a cabo un plan de apoyo económico para los trabajadores del mar que sirvió temporalmente para paliar la falta de ingresos por la captura de camarón, curvina, entre otras especies.

Pero fue insuficiente para cubrir las necesidades de los pobladores y tampoco consiguió poner un freno a la pesca furtiva que es finalmente la causante de los males en el Alto Golfo, considerada una zona ecológica inigualable en el mundo.

Al estilo del régimen anterior se tomaron medidas impulsivas y reactivas para ganar imagen internacional pero fue muy poco lo que se hizo para imponer orden, especialmente en el saqueo de la totoaba que arroja ganancias impresionantes por el alto valor que alcanza su buche entre los consumidores asiáticos.

Sobre la vaquita marina pareciera que los esfuerzos han llegado muy tarde porque solo quedan unos diez ejemplares diseminados en el Mar de Cortés.

Se intentó crear santuarios o granjas marinas para promover la reproducción de la valorada especia en extinción, pero lamentable resultaron un estruendoso fracaso.

Funcionarios del gobierno de López Obrador visitaron en días pasados la región marítima ante el peligro de que Estados Unidos decrete un embargo pesquero a todo México si no se garantiza protección a la vaquita marina.

Conocidas las ínfulas y los deseos de Donald Trump, nada difícil será que esto ocurra y que se aprovechen los errores cometidos en materia ecológica para fastidiar más a México.

Será el lunes 27 de mayo cuando el Alto Golfo de California reciba a una misión de la Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) que verificará las acciones que realiza el gobierno mexicano para proteger a la vaquita marina y para impedir la pesca ilegal de totoaba.

Ni tardos ni perezosos y ante la amenaza latente, funcionarios de Semarnat visitaron la semana pasada el poblado de San Felipe, en Baja California, para definir con los dirigentes de cooperativas pesqueras nuevos planes de acción.

No llegaron muy lejos, de hecho Carlos Tirado, uno de los líderes de cooperativas, reconoció que el panorama es complejo porque el gobierno está presionado para tomar medidas ecológicas que a la vez afectan a los pescadores.

Desde el pasado mes de febrero el gobierno federal retiró el pago de compensaciones a los productores del mar lo que obligó a que cientos de pangas salieran a la mar a la captura de peces sin los permisos federales correspondientes.

Estados Unidos, por su parte, está en desacuerdo con los programas recientes del gobierno mexicano, respecto a la Iniciativa de Sustentabilidad que lanzó la Semarnat.

El departamento de Comercio de EU dijo que “no es un programa regulatorio para administrar las pesquerías, conservar a la vaquita marina, ni detener la captura ilegal de pez totoaba”.

Lo peor fue que la declaración fue hecha ante un juez del Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos con el objeto de mantener el embargo pesquero contra el Golfo de California, impuesto en agosto de 2018.

Ya veremos si el gobierno de AMLO tiene tiempo y talento para presentar una propuesta seria y responsable que beneficie a las comunidades ribereñas y a la vez que sirva para defender la existencia de la vaquita marina.

Convencer a las organizaciones internacionales no será nada fácil.

Menudo lío para México que podría provocar un embargo pesquero a nivel nacional por parte de los vecinos yanquis.

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