Nueva crisis fronteriza amaga a Biden

Nueva crisis fronteriza amaga a Biden, escribe José Santiago Healy en #Actitdues

Las complicaciones para el gobierno de Joe Biden iniciaron antes de lo esperado. Comúnmente la luna de miel para un presidente electo de manera democrática dura por  o menos seis meses y puede extenderse en el mejor de los casos hasta por dos años.

Biden apenas cumplió su segundo mes en el poder el pasado 20 de marzo y los problemas empiezan a acumularse a su alrededor.  No son por cierto conflictos nuevos ni nada que no pueda resolverse, si se toman las medidas adecuadas en el momento oportuno.

En el plano internacional Biden ha tenido roces fuertes con China, Corea del Norte y especialmente Rusia, país al que los demócratas no le perdonan que en el 2016 aparentemente apoyó a Donald

Trump en su camino a la Casa Blanca.

Aunque Trump resultó inocente en la investigación realizada por una fiscalía especial, existen evidencias de que a Hillary Clinton le pusieron muchas piedras en el camino durante su campaña

presidencial y que buena parte de los obstáculos fueron ideados por el señor Vladimir Putin.

Hay sospechas de que Putin también metió su cuchara en aquel escándalo de Hunter Biden, hijo del primer mandatario, a quien se le acusó de enriquecerse a costa de una empresa gasera de

Ucrania que hizo negocios con el gobierno norteamericano cuando Joe Biden era vicepresidente.

Pero quizás el mayor dolor de cabeza que afecta en estos momentos al inquilino de la Casa Blanca es la crisis de inmigrantes en la frontera con México. Biden arrancó su gobierno con políticas de apertura y cordialidad hacia los migrantes en un abierto contraste a la línea dura que en muchas ocasiones lindaba en lo racista por parte del ex presidente Donald Trump.

Fue así que puso un alto a la construcción del muro fronterizo, ordenó suspender por cien días las deportaciones de inmigrantes, quitó el programa “Quédate en México” para los solicitantes de

asilo, eliminó restricciones para cierto tipo de visas e introdujo al Congreso a través de sus aliados demócratas una ambiciosa iniciativa de reforma migratoria.

La propuesta contempla otorgar status legal migratorio inmediato y ocho años después la ciudadanía a por lo menos once millones de inmigrantes que trabajan en territorio norteamericano.

A los llamados “dreamers” se plantea entregarles la “green card” para que puedan estudiar y trabajar sin ningún impedimento y conseguir la ciudadanía norteamericana en cinco años más.

Todas estas medidas contribuyeron a que en los países centroamericanos y también en México corriera el rumor de que Estados Unidos ha facilitado el acceso de los inmigrantes lo que desató de

inmediato un incremento en el flujo de personas del sur hacia el vecino del norte.

En varios puntos de la frontera mexicana se detectan campamentos de inmigrantes que están buscando la manera y el momento idóneo para cruzar al vecino país. No se han presentado las caravanas multitudinarias de años atrás, pero sí grupos numerosos como ocurre en Tijuana e incluso en Monterrey donde 95 centroamericanos y caribeños fueron detenidos en el aeropuerto al

llegar procedentes de Cancún y Villahermosa.

Biden anunció que muy pronto visitará la frontera con México para supervisar esta compleja situación al tiempo que el expresidente Donald Trump acusó a su sucesor de crear “un desastre nacional” por sus acciones pro migrantes y por detener el avance del muro.

Lo cierto es que la realidad parece alcanzar al soñador Biden porque los problemas en la frontera se acumulan mientras que los cambios legales en el Congreso podrían dormir durante años el

sueño de los justos como sucedió en el gobierno de Barack Obama.

México mantiene su apoyo a Estados Unidos al controlar la frontera de Guatemala a cambio de dotaciones de vacunas, pero será difícil contener este éxodo de inmigrantes ante la pobreza,

inseguridad y falta de oportunidades que privan en los países centroamericanos y en el sur de nuestro país.

Noticias, noticias…

El choque de trenes entre AMLO y el sector productivo está a punto de concretarse por la reforma eléctrica. El primer mandatario está que truena porque su ansiada reforma fue suspendida y

podría irse al desfiladero en tanto los empresarios mostraron su hartazgo ante lo que consideran una ley inconstitucional enemiga de empresas y de la producción de energías limpias y económicas.

En el centro quien lucha a brazo partido es el poder judicial que ha mostrado su arrojo e independencia.