Buscan expulsar a Trump de la política

Buscan expulsar a Trump de la política, escribe José Santiago Healy en #Actitudes.

Efectivamente Donald Trump ha llevado demasiado lejos su lucha electoral.

Su derrota del 6 de noviembre por 306 votos electorales de Joe Biden contra sus 232 votos no ha sido digerida y menos aceptada por el Presidente en turno.

Trump tiene todo el derecho para protestar y ejercer su derecho de pataleo, pero no siguió la ruta adecuada porque finalmente el Congreso reconoció el triunfo de su contrincante Biden.

Al mismo tiempo sus rivales demócratas han aprovechado cualquier exceso o desliz del magnate en desgracia para pisotearlo y humillarlo.

Los hechos ocurridos el pasado 6 de enero al interior del emblemático Capitolio, sede del poder legislativo norteamericano, ubicado en la capital Washington y en donde murieron cinco personas, ha sido imputado casi en su totalidad al presidente Trump.

Hay versiones de que el asalto al histórico inmueble, donde se discutían y se votarían la aprobación de las elecciones presidenciales, fue planeado por Trump y un selecto grupo de asesores desde semanas atrás.

Sin embargo, hasta el momento no existen pruebas concretas de ello como tampoco se puede afirmar de manera tajante –como los líderes demócratas y muchos medios lo han dicho— que el primer mandatario utilizó su discurso afuera de la Casa Blanca para incitar a sus miles de seguidores a protestar violentamente en el Capitolio.

En su mensaje de más de una hora Trump se queja de manera insistente de un fraude electoral, critica severamente a los medios y las empresas tecnológicas por supuestos “fake news”.

Realiza además un recuento halagador de su gestión, reconoce a sus colaboradores leales y agradece una y otra vez el apoyo de sus electores que contribuyeron con cerca de 75 millones de votos. (Versión en inglés en https://www.rev.com/blog/transcripts/donald-trump-speech-save-america-rally-transcript-january-6)

El inquilino de la Casa Blanca menciona varias veces la necesidad de detener el robo electoral e insta al vicepresidente Mike Pence a “enviar de regreso los conteos de votos a los estados”.

Pero en ningún momento –al menos no lo captamos así— Trump exhorta a realizar acciones violentas o de fuerza. Dice incluso en su arenga a la multitud que lo correcto es “marchar hacia el Capitolio y de manera pacífica y patriótica hacer que su voz sea escuchada”.

Lo que sí aporta el neoyorquino son datos interesantes en donde argumenta su acusación sobre un posible fraude electoral, información que no conocíamos de manera tan puntual.

Por ejemplo, Trump asegura que en los estados claves como Pensilvania, Georgia, Wisconsin y Arizona los demócratas se las ingeniaron para inflar de votos las urnas y conseguir así la victoria. Enumera algunas evidencias que obviamente no fueron avaladas por la autoridad electoral.

Quizás el dato más importante mencionado son los 81 millones de votos conseguidos por Joe Biden contra los 74 millones de Trump. Las cifras no nos dicen gran cosa, pero si las comparamos con los 65 millones que obtuvo Hillary Clinton y los 62 millones del actual Presidente en la elección de 2016, surge de inmediato la enorme duda: ¿Es viable un incremento en la votación de 127 a 155 millones de sufragios, es decir, más de 20% de sufragios, en apenas cuatro años?

Otro aspecto importante sobre la trifulca del Día de Reyes fue la seguridad. Después de la Casa Blanca el edificio más vigilado en Washington es el Capitolio. Nadie se explica por qué no se realizó un operativo especial cuando se sabía que ese día vendrían miles a protestar.

¿Acaso se relajó la seguridad para poner en evidencia a los supremacistas y a los violentos seguidores de Trump?

Finalmente el segundo “impeachment” o proceso de destitución sobre Trump a escasos días de su salida como presidente deja mucho que pensar y más cuando se observa una excesiva obsesión por parte de la lideresa Nancy Pelosi y otros demócratas por llevarlo a cabo.

En el fondo lo que se vive en Estados Unidos es un intento gigantesco por destronar a Trump de la actividad política y enviarlo de regreso a sus empresas o incluso a la cárcel. Pronto veremos si logran su cometido o si por el contrario le dan alas para seguir en la contienda política.

Noticia final…

Flaco favor le hizo Donald Trump a su amigo presidente Andrés Manuel López Obrador al elogiarlo de manera vehemente en su reciente gira a la frontera con México. ¿Con qué cara podrá AMLO iniciar una buena relación con el ya casi presidente Joe Biden?