El escándalo de México Libre y la 4T

El escándalo de México Libre y la 4T, escribe @joseshealy en #Actitudes.

La semana inició con un nuevo escándalo político que se habría ceñido al ámbito electoral de no ser por la intervención desatinada e innecesaria del presidente López Obrador.

Nos referimos a la negativa de registro del partido México Libre por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), por una votación de siete consejeros en contra y cuatro a favor, ocurrida el pasado viernes.

El asunto no hubiera pasado a mayores como sucedió con otras organizaciones que se les negó la entrada a las lides electorales, como fue el caso de “Súmate a Nosotros” que comanda Manuel Espino, de triste memoria en Sonora.

Pero resulta que México Libre está encabezada por nada menos que el expresidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, quienes a su vez son los archienemigos del actual régimen.

Tan es así que el líder máximo de la Cuarta Transformación se volvió loco de felicidad por el rechazo del INE al nuevo partido haciendo mofa de Calderón y sus seguidores como si se tratara de un pleito de vecindario.

Una y otra vez López Obrador se ha jactado de no ser rencoroso ni vengativo, pero una y otra vez ha dejado en claro su odio por varios expresidentes, y en general por el sistema neoliberal mexicano que con todo y sus fallas nunca tuvo al país como en los momentos actuales.

En su toma de protesta, el mandatario dijo efusivo:

“No es mi fuerte la venganza, si bien no olvido, sí soy partidario del perdón y la indulgencia”.

Lo cierto es que hasta ahora a los únicos que ha perdonado es a delincuentes de altos vuelos, como Ovidio Guzmán y a varios de sus colaboradores, que a pesar de las denuncias de fraudes y malos manejos, no los ha tocado ni con el pétalo de una rosa.

Es muy lamentable que un político con la fuerza que aglutina un Presidente en México se dedique constantemente a denostar a sus opositores o simplemente a quienes no concuerdan con sus ideas, sin importar si son empresarios, periodistas, intelectuales, políticos e incluso médicos.

Alguien le tiene que decir y pronto a López Obrador que el poder presidencial dura sólo seis años y que por más fuerza que acumule vendrán después otros aires y nuevos funcionarios que lo pondrán en su lugar tanto a él como a sus allegados como ha ocurrido sexenio tras sexenio.

Si en verdad desea enjuiciar a los expresidentes y aplicarles la ley, pues que primero solicite una investigación a la Fiscalía General para configurar posibles delitos y proceder según sea el caso.

Pero de eso a crear una consulta pública para aprobar un juicio contra mandatarios del pasado sin tener evidencias firmes de sus delitos, simplemente suena a vacilada y a proselitismo electoral.

México Libre ya logró con el rechazo del INE más publicidad de la que hubiera imaginado, ahora esperamos que tanto Felipe como Margarita sepan aprovechar el momento y logren en un futuro registrar su partido y convertirse en una auténtica fuerza opositora de la 4T.

El país está urgido de contrapesos y más en estos momentos cuando el tabasqueño Presidente se siente el amo y señor de los mexicanos.

Habrá mucha política…

En tiempos de la campaña presidencial, Carlos Salinas repetía con frecuencia la siguiente arenga:

“Haremos política, mucha política durante mi Gobierno”.

Efectivamente así fue y parece que así será durante los próximos meses con el megaproceso electoral que se avecina para 2021, cuando estarán en disputa 21 mil 368 cargos en todo el país, entre ellos 15 gubernaturas y 500 diputaciones federales.

En Sonora cambiará todo con excepción de los senadores, habrá elección para Gobernador, para 72 alcaldes, 33 diputados locales y siete diputados federales de distrito además de algunos plurinominales.

Bajo esa perspectiva hay que prepararse para escuchar todo el santo día spots electorales en la radio y la televisión, letreros por doquier y mucha, pero mucha “grilla” a lo largo de la entidad.

La pandemia y sus efectos económicos seguramente afectarán la manera de hacer política, sería muy sano que institutos electorales y partidos recorten sus gastos y destinen parte del subsidio a atender tantas necesidades urgentes de la sociedad.

Otro acierto será reducir los tiempos de campaña de tal manera que mítines y actos públicos se realicen en fin de semana para que dejen trabajar de lunes a viernes a la comunidad.

La política, pues, estará obligada a adaptarse a los nuevos tiempos.