Ahora fue Fátima, ¿cuántas más?

Ahora fue Fátima, ¿cuántas más?, escribe @joseshealy en #Actitudes

El hallazgo del cuerpo sin vida de una criatura que fuera secuestrada al salir de una escuela en la Ciudad de México, encendió una vez más la indignación ciudadana y el debate ante la ola de inseguridad que asuela al país.

Fátima, de siete años de edad, fue sustraída de la escuela Enrique C. Rébsamen, en la alcaldía de Tláhuac, minutos antes de que llegara a recogerla su mamá, esto ocurrió el martes 11 de febrero hace hoy una semana.

La niña fue reportada de inmediato como desaparecida y cuatro días después, la tarde del sábado, fue encontrada muerta en un camino de terracería adentro de un costal, sin ropa y envuelta con bolsas de basura.

El dolor por la tragedia y el repudio contra los autores del infame crimen no se hicieron esperar, especialmente entre los padres de familia de dicho plantel que no entienden como pudo haber sido plagiada la niña y después asesinada.

En las últimas horas las autoridades de la Ciudad de México capturaron a tres presuntos sospechosos de este infanticidio al tiempo que la Procuraduría capitalina ofrecía una recompensa de dos millones de pesos para quien aporte datos para la captura de la secuestradora.

Ayer el presidente López Obrador fue interrogado al respecto y muy a su estilo salió con su tradicional domingo siete.

Luego de expresar sus condolencias a los familiares de Fátima, el primer mandatario culpó al neoliberalismo de haber ocasionado una crisis profunda de valores.

En un claro intento por desviar la atención sobre su fallida estrategia de seguridad, López Obrador aseguró que hallar a los asesinos no es la solución ante la “degradación” asociada con el modelo neoliberal.

La solución es “purificar la vida pública”, sentenció el tabasqueño.

Es cierto que el crimen de Fátima pudo tener muchas causas ajenas a las autoridades.

Por ejemplo, la falta de un sistema de seguridad del colegio, una venganza contra la familia o algún móvil de tipo pasional.

Pero cualesquier razón no justifica jamás atribuir el homicidio al neoliberalismo como si se tratara de una secta diabólica.

Si AMLO tuviera razón, ¿cómo explicar las tasas de criminalidad infinitamente inferiores a México en países neoliberales como Japón, Corea, Estados Unidos y los europeos?

O por el contrario, ¿cómo entender la espiral de violencia que sufre Venezuela, inserta en un sistema socialista en las ultimas dos décadas?

Al restar valor a la captura de los asesinos, el mandatario envía un mensaje muy negativo a la sociedad y se olvida que muchos criminales crecen y se desarrollan gracias a esta terrible impunidad que impera en México.

Las causas de la violencia son varias como la falta de valores, la pobreza, las adicciones, el tráfico de armas, la corrupción y muy especialmente la impunidad.

Para acabar con el clima de inseguridad hay que atacar todas las causas simultáneamente, no podemos regalar dinero a los pobres y a los jóvenes al tiempo que no perseguimos a criminales y dejamos libres a los capos del narcotráfico.

Los bárbaros autores del crimen de Fátima repetirán tarde o temprano este grave delito si la autoridades no aplican sobre ellos todo el peso de las leyes.

En tanto AMLO sueña con “purificar la vida pública” y acabar con el neoliberalismo, la sociedad mexicana junto a este columnista exigimos a las autoridades que capturen y enjuicien de inmediato a esas bestias humanas que fueron capaces de asesinar a una niña indefensa de siete años.

Con todo respeto, ya basta de sandeces señor Presidente y cumpla su labor como máxima autoridad de México.

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