Abunda el desorden de los gobiernos

Es por demás evidente que la efectividad de la administración pública ha retrocedido no años sino varias décadas en los últimos tiempos.

Y esto se aplica a todas las instancias del gobierno: federal, estatal y municipal.

La improvisación, el desorden, la falta de medición de metas, el derroche y el escaso seguimiento de los presupuestos está a la orden del día.

De ahí que la corrupción y la ineficiencia abunden en todos los niveles. Obras que no se concluyen, baches que no se reparan a fondo, proyectos que se quedan en los escritorios, oficinas públicas sucias e inoperantes.

Si mal no recordamos la planeación y evaluación se puso de moda durante el gobierno de Miguel de la Madrid. Antes con Luis Echeverría y José López Portillo los planes y acciones se llevaban a cabo de acuerdo al estado de ánimo del presidente en turno.

Fue por la terrible crisis del 82 o quizás el paso de Miguel de la Madrid por la afamada Universidad de Harvard, pero lo cierto es que inició entonces un mayor orden administrativo en la esfera pública.?Los presidentes y también los gobernadores dedicaban más tiempo a realizar juntas de evaluación y seguimiento con sus funcionarios y los sectores productivos.

Tenemos en la memoria aquellas reuniones atiborradas en lo que fue el Casino de Hermosillo o en salones de los principales hoteles locales que encabezaba el primer mandatario. Había también demagogia y cifras maquilladas, pero se trataba de una excelente oportunidad para ventilar problemas, fijar soluciones y establecer metas concretas.

Hoy desgraciadamente observamos que los gobernantes dedican mucho tiempo a inaugurar obras, atender eventos políticos, sociales, culturales y deportivos, pero muy poco a analizar al detalle y con profundidad lo que ocurre en el entorno del país, del estado o del municipio.

El presidente López Obrador se reúne todas las mañanas durante una hora con el gabinete de seguridad, una actividad por demás necesaria y valiosa pero que evidentemente no ha dado los resultados necesarios.

Le sigue con su conferencia mañanera durante una hora y media más que –como lo hemos dicho en otras ocasiones—resulta una pérdida de tiempo. Una o dos conferencias por semana serían más que suficientes, la función de un presidente es gobernar a todo el país y no hablar a diario de lo que se le venga en gana.

A nivel Sonora y Hermosillo no se cantan mal las rancheras. La gobernadora Claudia Pavlovich atiende diario eventos políticos y sociales pero pocas veces escuchamos de reuniones de análisis y evaluación con su gabinete con excepción del tema de seguridad.

A nivel federal la tónica de una administración planificada llegó a su clímax en tiempos de Ernesto Zedillo, quien era economista de altos vuelos. Algunos decían que antes que primer mandatario era un profesor de economía en funciones.

El rigor y la disciplina se fueron perdiendo en los siguientes sexenios hasta llegar al anterior de Enrique Peña Nieto, quien se dedicó más a la política y muy poco a la administración. De ahí se derivan grandes escándalos de corrupción como la Estafa Maestra y los innumerables casos en Pemex, entre otras dependencias.

Con la llegada de López Obrador, un político ideologizado y escéptico de la economía, es de esperar tiempos más complicados para la planeación del país. AMLO piensa en grandes proyectos como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, pero no tiene idea de como impulsar los proyectos básicos de estados y municipios.

Quizás sea tiempo de introducir los puestos de gerentes municipales, administradores estatales e incluso de un contralor federal que se encargue de administrar recursos y planear la ejecución de obras al tiempo que los presidentes, gobernadores y alcaldes queden en libertad para dedicarse a su labor política y social.

Noticias luctuosas…

Nuestro pésame y oraciones van hoy a la familia Gómez Carranza ante el inesperado fallecimiento de José Alberto, destacado agricultor y buen hombre de familia que deja sin consuelo a su esposa Lilly y a sus hijos José Alberto y René Cristina, a su mamá doña Ana Aurora Carranza de Gómez y a sus cinco hermanos. Descanse en paz… El pasado viernes murió a los 93 años de edad don Eugenio Larrínaga Gastélum, un empresario que dejó profunda huella en Hermosillo y Sonora en los ramos agrícola y de la construcción. Vivió intensamente don Cheno, quien junto con su esposa doña Colín procreó cinco hijos dejando además a 17 nietos y cinco bisnietos. Que Dios lo tenga en su santa gloria.

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