Crece la obstinación de AMLO

Más que un estado fallido o de ingobernabilidad lo que estamos viviendo en México es una descomunal e innecesaria confrontación ideológica entre los sectores políticos y económicos.

No ha llegado todavía este enfrentamiento a niveles populares lo que podría ocurrir en un futuro no muy lejano de no prevalecer la cordura por parte del gobierno y sus dirigentes.

La serie de acciones que viene tomando el presidente López Obrador para supuestamente favorecer la transformación de México –la cuarta asegura—tiene hastiados a buena parte del sector productivo y de los medios de comunicación.

El enojo viene desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco y su consulta “patito” y fue creciendo con medidas como la estrategia errática contra el “huachicoleo”, el cierre de estancias infantiles, el despido masivo de burócratas sin liquidaciones, la asignación de contratos millonarios sin licitaciones, el freno abrupto del crecimiento económico y la incontrolable espiral de violencia.

Además la entrega populista de dinero a jóvenes, la cancelación de Proméxico, la liberación de Ovidio Guzmán López, la cancelación de la reforma educativa, la designación de funcionarios incompetentes como Manuel Bartlett, el “dedazo” para encumbrar a Rosario Piedra Ibarra, el asilo político a domicilio de Evo Morales y más las que se acumulen en la semana.

Los argumentos de López Obrador son de sobra conocidos: son los conservadores quienes protestan, yo tengo otros datos, estamos afectando intereses con los cambios, nuestra misión es alcanzar la cuarta transformación y nada nos va a detener.

El mandatario morenista asegura una y otra vez que respeta a sus adversarios, pero no tiene empacho en agredirlos con calificativos como fifís, mezquinos, retrógradas, hipócritas, sabelotodos, fantoches y quien sabe cuántos más.

Vaya ni Vicente Fox que tenía la boca bastante suelta utilizaba tan hirientes términos para humillar a sus opositores.

Es cierto que López Obrador obtuvo un triunfo por mayoría en las elecciones del año pasado con el 53% de la votación lo que no ocurría desde los tiempos de Miguel de la Madrid cuando imperaba la hegemonía priísta.

Los medios de comunicación y algunos sectores se encargaron de magnificar el resultado lo que ha sido –a nuestro juicio—mal interpretado por López Obrador y sus huestes.

El tabasqueño consiguió poco más de 30 millones de votos lo que está muy lejos de ser mayoría plena si tomamos en cuenta el padrón electoral de 89 millones de mexicanos.

Es decir, casi 60 millones de votantes no apoyaron su candidatura lo que en plata significa que AMLO cuenta con el 33% del apoyo de los mexicanos registrados en el padrón, pero no de la mayoría.

Con ese 33%, Lopez Obrador se empeña en imponer su ideología y su plan de gobierno sin tomar en cuenta al 66 por ciento que son nada menos que 60 millones de connacionales.

Aun cuando AMLO hubiera alcanzado la mayoría del padrón con 45 millones o más votos, no tendría derecho a imponerse como lo está haciendo en sus primeros meses de gobierno.

Una decisión polémica como cancelar un aeropuerto o dar asilo a un extranjero debiera ser antes consultada y avalada por amplios sectores de la sociedad.

En suma, la confrontación empeora día con día y lo más lamentable es que lejos de recular y llamar a la unidad, el primer mandatario se atrinchera en sus decisiones y vocifera contra quienes lo critican y cuestionan.

Señor López Obrador: usted juró gobernar para todos los mexicanos, ¿por qué no escucha las voces disidentes? ¿Ya se olvidó de cuándo fue oposición y los medios lo tomaban en cuenta? ¿Es usted consciente de que la democracia es una suma de desacuerdos y no la imposición de una sola voz?

Noticias en serie…

El Arzobispo de Los Ángeles, California, monseñor José Gómez, se convirtió en el primer hispano y también mexicano en presidir la Conferencia de Obispos Católicos en Estados Unidos, una posición privilegiada para continuar su lucha en favor de los inmigrantes y del derecho a la vida.

José Gómez es oriundo de Monterrey y antes fue Arzobispo de San Antonio, Texas… Muy lamentable la escena que se vivió el pasado martes en el Senado cuando a pesar de las protestas la señora Rosario Piedra Ibarra tomó posesión de la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. ¿Tendremos que acostumbrarnos a tales teatritos tercermundistas?

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