El cerebro, los videojuegos y la ciencia
La violencia es un fenómeno complejo que afecta al mundo en su conjunto. En tal sentido, diferentes agencias internacionales han agendado en las últimas décadas la necesidad de estudiarla y comprenderla con el objetivo de desarrollar programas de prevención (Organización Panamericana de la Salud, 2002).
Se puede pensar que de la misma manera que crecer en un medio violento aumenta el riesgo de comportamiento violento, la exposición a violencia en los videojuegos también incrementa la posibilidad de un comportamiento agresivo y alteraciones sobre el funcionamiento del cerebro en los niños y adolescentes.
¿Cómo aprendemos a ser violentos?
El efecto que los videojuegos violentos tienen sobre el cerebro para ser agresivo ha sido un tema de debate reciente en las neurociencias que analiza la combinación de muchos factores inductores como la predisposición genética, la exposición a un entorno familiar y social agresivo y el uso de la tecnología sin disciplina, entre otros.
Ciertamente, cuando la exposición a escenas o videojuegos violentos es repetitiva, el cerebro activa circuitos que le permiten iniciar el proceso de aprendizaje a largo plazo. Aquí la característica más importante es que la reacción emocional normal causada al observar una situación violenta disminuye hasta desaparecer, de tal manera que esa falta de una respuesta emocional es lo que conduce a algunos niños, adolescentes y adultos a agredir a otras personas sin sentir empatía de su acto violento.
El internet, la tecnología y los videojuegos han llegado para quedarse independientemente de lo que pensemos acerca de sus bondades y peligros; la realidad es que los niños, las niñas y los adolescentes están expuestos a ellos.
¿Cómo cambia el cerebro durante un videojuego?
Es innegable que el cerebro humano tiene una capacidad enorme de aprendizaje y las investigaciones han encontrado que el uso de videojuegos aumenta la capacidad de aprendizaje. Sin embargo, en la mayoría de los casos lo que aprendemos está limitado por las características y el contenido del entrenamiento que recibimos. El uso de videojuegos produce en el cerebro una serie de cambios que no vemos, que también se presentan en personas con adicciones al consumo de cocaína y a los juegos en un casino.
La ciencia indica que la estructura del cerebro cambia de manera permanente e irreversible (plasticidad a largo plazo) cuando la persona juega más de 12 horas a la semana aumenta el tamaño del cuerpo estriado (conj. estructuras localizadas a nivel subcortical que a su vez forma parte de los ganglios basales (estructuras primarias emocionales), implicados en la regulación de los movimientos intencionales y automáticos, así como en el aprendizaje procedimental y desarrollo de hábitos). El problema principal de esto es la adicción, el incremento en la conducta agresiva y el decremento de la conducta prosocial, la empatía y el compromiso moral.
Algunas recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría:
• Es aconsejable que los padres se familiaricen con los videojuegos, páginas del internet y programas de televisión que sus hijos ven.
• Se requiere limitar el número total de horas de pantalla y establecer reglas claras para su acceso.
• Evitar exponer a niñas y niños menores de 2 años a las diversas pantallas para entretenimiento.
Dra. Ana Dolores Quijada Chacón
Licenciada en Psicología Clínica y Psicoterapia