Raúl "El Tiburón" Cervantes: una vida dedicada al mar

Cuando el joven Ramón “El Tiburón” Cervantes, visitaba la Marina San Carlos con el fin de tener contacto con norteamericanos y aprender inglés en el año de 1971, no imaginó que el mar se convertiría en su hogar.

GUAYMAS, SON.- Cuando el joven Ramón Raúl “El Tiburón” Cervantes Rivera, visitaba la Marina San Carlos con el fin de tener contacto con norteamericanos y aprender inglés en el año de 1971, no imaginó que el mar se convertiría en su hogar por el resto de su vida.

Con tan solo 11 años de edad y domicilio en la colonia San Vicente de Guaymas, viajaba a San Carlos a merodear entre los yates y ofrecer su ayuda, por lo que con el paso del tiempo, además de lograr dominar el idioma, aprendió a manejar embarcaciones, y hoy es un capitán veterano a punto de cumplir 50 años en el servicio náutico.

“Mi propósito era hablar inglés, me venía los fines de semana, agarraba una feriecita y a la vez aprendía y me gustó, y hasta la fecha aquí sigo, ya he viajado por todo México, y por Estados Unidos, tengo 60 años de edad, pero ya mis hijos no me dejan trabajar como antes, dos de ellos trabajan aquí, seguimos dándole un poco”, platica.

En tiempos de pandemia, el Tiburón dejó por primera vez de laborar debido a las restricciones impuestas por la Capitanía de Puerto, pero los clientes continuaban buscándolo para salir a dar paseos, mismos que se reanudaron los últimos días de julio.

Actualmente tiene tres barcos de paseo turístico (de 33, 40 y 46 pies respectivamente), y éxito en su negocio, en el que afirma, es importante tratar bien al cliente en todo momento.

“Hemos tenido de todo, nos dedicamos a servir, y sí, a veces soportamos borrachos, los cuidamos para no tener un percance o que haya un mal trato de ellos a alguien de la familia, de todo nos cae aquí y los atendemos como debe de ser”, dice.

Además, como aficionado a la pesca deportiva, participó en un buen número de torneos entre 1975 y 2009, año en que, junto con un equipo de residentes de San Carlos, pescaron un marlín de 376 libras, y obtuvieron como premio dos camionetas pick up.

También ha laborado en el extranjero llevando embarcaciones a puertos, y de 1995 al 2001, viajaba frecuentemente a Newport Beach, California y Panama City, Florida, contratado por particulares para operar como capitán.

“California es muy bonito pero el oleaje es diferente con el mar abierto, en Florida están los cayos y muchos lugares especiales, pero no hay tanta belleza como la del Golfo de California y la calma de su mar”, sostiene.

A pesar de la estabilidad general que ha tenido su trabajo, en septiembre de 2001 vivió una experiencia que ha quedado en la memoria de muchas personas: El naufragio del yate “Poseidon Mistress” durante el huracán Juliette.

Días antes del accidente, cuatro tripulantes y doce turistas de Ciudad Obregón (estudiantes del ITESM), Jalisco y Guanajuato, salieron de San Carlos a buscar aguas propicias para el buceo, pero ignoraban la fuerza del meteoro, hasta que, en altamar, el oleaje de tres metros de altura comenzó a sacudir el barco y vinieron horas difíciles, en que nadaron para sobrevivir, hasta que los rescató el buque Quetzalcoatl y el helicóptero MR 154.

“Salimos vivos todos, estuvimos 34 horas en el agua cerca de la Isla San Pedro Mártir, ahora el barco de 37 metros yace en el fondo del mar casi enfrente del Choyudo, es un atractivo turístico para los buzos”, platica.

 

Satisfecho de estar con vida 19 años después de aquel percance, El Tiburón advierte que próximamente cumplirá 50 años como marinero y lo va a celebrar en grande, y también, mirando al pasado, recuerda la belleza de los lugares que conoció asegurando que “No hay puerto de México, ni en el Atlántico y el Pacífico, por el que no haya pasado, no me falta ninguno”.