Francisco dejó el "sueño americano" para vender hamacas en Hermosillo
Originario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Francisco dejó el "sueño americano" en una visita a Hermosillo y emprendió un negocio construyendo hamacas y otros productos para sustentar a su familia.
En el camellón de la calle Ángel García Aburto y Valentín Gómez Farías, se encuentra un artesano que pasa sus horas fabricando sillas, columpios y hamacas de macramé, las cuales vende para sustentar económicamente su hogar.
Francisco López Morales es un hombre originario del sur del país, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, del pueblo de San Fernando de dónde salió hace algunos años para buscar el "sueño americano".
"Yo iba para el otro lado, estuve 18 años por allá me lleve a todos mis hijos y para allá iba yo otra vez, pero aquí tengo un pariente y me quede unos días con él, pero como soy de negocio, me gustó Hermosillo para trabajar", compartió el artesano.
Su viaje lo emprendió después de una ruptura amorosa, con el corazón roto viajó junto a sus hijos a Estados Unidos donde se encuentran ellos actualmente, Fernando regresó a México y tras comenzar su negocio empezó a construir una nueva vida en la localidad hace 15 años.
"Empecé a poner mi negocito y me gustó porque aquí se vende, lo que pongas se vende bendito dios, además el respeto y la educación es lo que vale mucho; me busqué una compañera sonorense, dios me ha dado una buena mujer y yo busco salir adelante", agregó Fernando.
El emprendedor trabaja en el camellón desde las 6:30 a las 15:00 horas, en ese horario diariamente elabora productos, pues compartió que una sola hamaca tarda en realizarla hasta tres días.
"Yo madrugo para que no me ganen mi estacionamiento y me voy a las 3:00 de la tarde porque tengo muchas sillas ajenas, de aquí voy a trabajar a mi casa y termino hasta las 10:00-11:00 de la noche", detalló.
Dos palos de escoba con punta y 3 rollos de mil metros de macramé de diferente color son las herramientas de trabajo del artesano, quien también vende trapeadores, escobas, recogedores y rastrillos.
Este oficio, Fernando lo aprendió de su familia desde muy temprana edad, con los desperdicios de la fabricación de hamacas lo ponían a practicar, hasta que dominaba la técnica para elaborar una él solo.