Familia Cabello Cuellar recorrió en dos años 50 mil kilómetros desde México hasta Chile
Durante dos años y tres meses acompañados de sus hijos Claudia, Cinthia y Gerardo, Meyi Cuellar y Gerardo Cabello Galicia recorrieron 50 mil kilómetros.
HERMOSILLO, SON.- Nacidos en diferentes estados de la República Mexicana la vida los unió para convertirse en esposos y padres de tres hijos, a Meyi Cuellar y Gerardo Cabello Galicia los desbordaron las ganas de convivir como familia y durante un año planearon un viaje a Sudamérica, que inició en septiembre de 1977 y concluyó dos años después con su regreso a la capital del país.
Durante dos años y tres meses acompañados de sus hijos Claudia, Cinthia y Gerardo, que entonces tenían 10, 9 y 8 años de edad recorrieron 50 mil kilómetros desde el entonces Distrito Federal a Chile, para lograr tal proeza la comunicación de pareja fue lo más importante por eso durante un año planearon cómo iban a sostenerse económicamente, afrontar enfermedades, la educación de los niños, atender desperfectos mecánicos y acondicionar la camioneta, que además de ser el medio para el recorrido, fue su hogar.
“Es difícil de explicar en breves palabras todo lo que conlleva todo ello para tomar una decisión así, sin embargo, pienso que fue en primer lugar la comunión o comunicación entre mi esposa y yo para decir qué estamos haciendo, podemos viajar lo podemos hacer con hijos y tomamos la decisión de salir a viajar por tierra con todos los hijos”.
El hartazgo
Por su parte, Meyi platica a Expreso que una de las cosas que la hizo tomar la decisión de emprender el viaje fue el hartazgo de vivir en una sociedad desalienada y consumista que en muchos casos no permite la convivencia familiar, por lo que en lo personal empezó a sugerirle tomar medidas para convivir.
“No había, digamos, papá que conviviera con sus hijos y eso nos hizo, a mí en lo personal, empezar a sugerirle a él que debíamos tomar una medida que no todo en esta vida es trabajar, trabajar, trabajar para que cuando ya llegues a una edad que dicen cuando estés viejo puedes hacer lo que quieras; ya no se puede porque te vienen todas las enfermedades que conlleva una edad, entonces era mejor que éramos jóvenes y para los niños el mejor aprendizaje”.
Meyi Cuellar, quien también es escritora, recordó que luego de anunciar la decisión fueron muchas las críticas recibidas por sus familiares que cuestionaron qué iba a pasar con la escuela de sus hijos, no obstante estaban convencidos que la mejor educación se las daría viajar y conocer otros países.
“Éramos de la clase social a la que se le dice clase media alta pero por qué, porque todo se debía yo tenía carro último modelo pero lo debía, Gerardo tenía carro deportivo pero lo debía, teníamos una casa más o menos bonita pero se debía, entonces vivíamos en la Ciudad de México en esa sociedad que te digo para mí es el aparentar lo que no se tiene”.
Para planear un viaje de dos años para recorrer Centro y Sudamérica analizaron cada una de las posibles situaciones a las que se enfrentaría en el trayecto, detalló Gerardo Cabello, quien con emoción rememoró cómo su esposa previamente tomó un curso sobre la técnica del foto lápiz, con la que a cada lugar que llegaban sirvió para obtener recursos para sostenerse y divertirse.
Los catalogaron de 'locos'
Además planearon la camioneta en la que viajaron y vivieron, todo en absoluto sigilo y secreto total; un mes antes de iniciar la aventura comunicaron a sus familias que incluso los llegaron a catalogar como locos, comentarios negativos que no fueron impedimento para continuar con sus metas familiares.
De la Ciudad de México partieron el primero de septiembre del 77, “fue un encuentro de sentimientos definitivamente porque yo como mamá siempre tenía miedo de alguna enfermedad de los niños, y habíamos hecho ese trato un pacto él y yo de que no nos íbamos los dos a deprimir cuando hubiera este tipo de conflictos, que siempre nos íbamos a motivar aunque por dentro estuviéramos pensando que tenía razón”.
En Argentina Claudia, Cinthia y Gerardo tuvieron varicela que fue solventada con atención médica; a veces Gerardo tenía miedo de alguna falla mecánica que también sucedió y encontraron quien reparara el vehículo; para la familia Cabello Cuellar cada situación fue un aprendizaje tanto en lo colectivo como en lo individual.
“Precisamente hablando de aprendizaje una de las preocupaciones era lo de la escuela que decía en un principio, y lo que hicimos fue llevarnos los libros de texto gratuito de los años en los que iban nuestros hijos y en las tardes, no digo que con una disciplina férrea, les dábamos clases a ellos y era aprendiendo viendo los monumentos, los nombres de las calles, los nombres de los países. Para ellos fue una gran aventura en el sentido del aprendizaje”, destacó Gerardo.