El presidente de Consulta Mitofsky declaró que a pesar de que la imagen y el nombre del partido tienen un significado para una buena parte de los mexicanos, debido a que representa parte de sus costumbres y de su vida, se trata de una generación saliente, con muy pocas similitudes en los intereses con la generación entrante.

“Cuando el PRI defiende ‘es que somos del partido que ha creado instituciones’, pues es un pensamiento muy racional, pero para un chavo que hoy tiene 16, y que va a tener 18 pronto, ¡eso no le importa!; lo que importa son la defensa de causas: ecología, protección del medioambiente, lo digital”, sentenció.

Las palabras que conforman el acrónimo: “Partido”, “Revolucionario” e “Institucional”, señaló Campos, están fuera de foco, pasadas de moda, y no despiertan el ánimo del electorado pues no se identifican, razón por la cual sugiere el cambio de esas palabras por algo que despierte emoción.

Imagen empañada
Aunado a esto, continuó, la imagen del partido ha quedado empañada por la imagen de los peores de sus militantes, entre los escandalosos casos de corrupción de exgobernadores o funcionarios, situación que lo ha llevado tener el rechazo de 8 de cada 10.

Sin embargo, añadió el analista, cambiar el nombre podría tener consecuencias adversas para el partido, una de ellas podría ser la de perder el registro, ya que pone en juego su identidad, pero se corre el mismo riesgo si no lo hace.

Por eso mismo, concluyó Campos, el partido debería modificar su estructura interna para lograr adaptarse a los cambios y modernizarse pero conservando los colores característicos del partido y de la bandera.

exp/red/daw/ago/2019