Trump arremete contra asesores por pérdida de popularidad

Donald Trump descargó su ira contra sus principales asesores políticos la semana pasada cuando le presentaron información alarmante sobre su pérdida de popularidad en varios estados importantes.

HERMOSILLO, SON.- Donald Trump descargó su ira contra sus principales asesores políticos la semana pasada cuando le presentaron información alarmante sobre su pérdida de popularidad en varios estados importantes de cara a las elecciones de fin de año, en momentos en que se critica su manejo de la crisis del coronavirus.

El virus sigue causando una gran cantidad de muertes y buena parte de la economía permanece paralizada. Y nuevos sondeos del Comité Nacional Republicano y de la campaña de Trump pintan un cuadro desalentador de las posibilidades de reelección del magnate.

Si bien Trump alcanzó algunos de los índices de popularidad más altos de su gestión durante los primeros días de la crisis, sus asesores destacaron el creciente costo político de la pandemia y los errores que comete Trump al hablar demasiado en las conferencias de prensa.

A Trump no le gustó eso y le cuesta creer que pueda ser vencido por alguien que él considera un candidato débil.

“No pienso perder con Joe Biden”, insistió varias veces en caldeadas conferencias telefónicas con sus principales asesores de campaña, según cinco personas al tanto de las conversaciones. Todas hablaron a condición de no ser identificadas porque no estaban autorizadas a comentar conversaciones privadas.

El mensaje que le transmitieron al presidente fue claro: Trump está debajo de Biden en varios estados decisivos y hubiera perdido en el Colegio Electoral si las elecciones se hacían este mes.

Hablando desde la Casa Blanca, Trump estalló al enterarse del estado de las encuestas durante una serie de charlas con el director de su campaña Brad Parscale, quien llamó desde la Florida; la presidenta del Comité Nacional Republicano Ronna McDaniel, quien se encontraba en Michigan, y su yerno y asesor Jared Kushner, entro otros colaboradores.

Coincidiendo con lo que vienen diciendo funcionarios de la Casa Blanca y otros asesores de afuera, el equipo pidió a Trump que no asista a las conferencias de prensa sobre el virus porque lo estaban perjudicando en las encuestas, sobre todo entre los ancianos. Trump inicialmente se resistió, mencionando los rátings de esas apariciones. Pero finalmente aceptó, al menos temporalmente, en buena medida por las críticas que recibieron sus comentarios sobre la posibilidad de que la gente se inyecte desinfectantes para combatir el virus.

Sus asesores le recomendaron que no hable de cuestiones médicas y que se enfoque en un tema que domina más: la economía.

Por más que exprese optimismo, Trump se ha mostrado frustrado por las últimas estadísticas económicas, que son un sacudón para un presidente que hace solo dos meses planeaba buscar la reelección impulsado por la solidez de la economía, que tenía niveles de empleo sin precedentes.

“Creamos la economía más grande de la historia”, se vanagloriaba Trump.

Sus asesores dicen ahora que su futuro dependerá de qué tan rápido pueda alentar una recuperación.