Tras la imposición de una nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong, Gran Bretaña suspendió su tratado de extradición y la venta de armas con el gobierno de la ciudad.
HERMOSILLO,SON.-
Tras la imposición de una nueva ley de seguridad nacional en
Hong Kong
criticada por terminar con el régimen de un país y dos sistemas en China, Gran Bretaña
suspendió su tratado de extradición y la venta de armas con el gobierno de la ciudad.
El anuncio lo hizo por el secretario de relaciones exteriores de Gran Bretaña, Dominic Raab, quien dijo tras los presuntos abusos de los derechos humanos
en China existen preocupaciones sobre la nueva ley, en particular en lo que respecta al tratamiento de la minoría uigur.Raab dijo, “Protegeremos nuestros intereses vitales. Defenderemos nuestros valores y haremos que China cumpla con sus obligaciones internacionales."
Sin embargo, la decisión del Reino Unido fue tomada d
espués de que Estados Unidos, Australia y Canadá suspendieron sus acuerdos de extradición con el territorio.YA NO LES VENDERÁ ARMAS
El país europeo ya había criticado la decisión de China previo a la implementación de la nueva ley de seguridad sobre el territorio que solía ser colonia británica, sin embargo, no había realizado cambios al embargo de armas aplicado en el resto de China
desde 1989.
Gran Bretaña
no permitirá la exportación de armas potencialmente letales,
sus componentes o municiones,
así como equipos que podrían usarse para la represión interna,
como grilletes, armas de fuego y granadas de humo.
LE TIRAN Y SE DEFIENDE CHINA
Gran Bretaña acusó al gobierno de Beijing de una violación grave de la Declaración Conjunta sino-británica bajo la cual el Reino Unido devolvió el control de
Hong Kong
a China en 1997,
y anunció que abriría una ruta especial a la ciudadanía para hasta 3 millones de residentes elegibles de la comunidad.
Beijing se ha opuesto a la medida. El embajador de China en Gran Bretaña, Liu Xiaoming, describió recientemente la oferta como una
"interferencia grave"
en los asuntos chinos.Liu dijo acusó a Gran Bretaña de coordinarse con Estados Unidos y rechazó las acusaciones de abusos contra los derechos humanos de los uigures, principalmente musulmanes. Acusó a los países occidentales de tratar de fomentar problemas con China