Recorre todo el país para cumplir su manda a la Virgen de Guadalupe

Desde Campeche, David González ha recorrido gran parte del territorio mexicano, y actualmente se encuentra atravesando Sonora.

Su devolución y fe han llevado a David González a recorrer miles de kilómetros por la República Mexicana para cumplir su manda de gratitud hacia la Virgen de Guadalupe.

En su paso por Navojoa, el originario de la Isla Aguada, Campeche, señaló que hace 23 años fue la primer persona en incursionar en el ciclismo peregrino, recorriendo principalmente las ciudades y estados del sur del país con la imagen de la "guadalupana".

"La manda se trata de gratitud porque en el trayecto de la vida pedimos y no hacemos nada agradable para Dios y para la Virgen, es por eso que nos preparamos con tiempo para empezar la travesía en donde en el recorrido me he dado cuenta que no soy el único que tiene fe, sino los miles de mexicanos que se han cruzado en mi camino", relató.

El peregrino señaló que lleva alrededor de 3 mil kilómetros recorridos desde que salió del municipio de la Aguada, Campeche para llegar a su destino, el cual es el Santuario de la Virgen en La Paz, Baja California.

"Es la travesía más larga y última que voy a realizar en mis 30 años como peregrino, me propuse llevar la imagen de la Virgen de punta a punta, quise hacer algo especial porque el peregrino que lleg más lejos hacía el norte fue a San Juan de los Lagos, Jalisco", resaltó.

Más de 12 mil kilómetros

El ciclista precisó que serán 12 mil 875 kilómetros (ida y vuelta) los que recorrerá cargando 135 kilogramos, para llegar primero a la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México, y posteriormente el 11 de diciembre a su comunidad.

"Para sacar una manda pues lógico tienes que prepararte tanto de manera económica y material, estoy sorprendido porque honestamente en este trayecto hacía el norte del país mucha gente me ha estado apoyando, pero cabe resaltar que mi único patrocinador es Jesucristo, es el que toca los corazones de la gente que me ayuda", puntualizó.

Con el rostro empapado en sudor, la piel quemada y las piernas temblorosas de pedalear durante tantas horas, David partió rumbo al norte a seguir bendiciendo ciudades.