A Alma hombres armados se la llevaron frente a los ojos de sus hijos; luego la encontraron muerta

Los dos niños, de seis y diez años, lo único que pudieron hacer fue ir con sus abuelos para avisarles que se habían llevado a su mamá la madrugada del 9 de abril. Esa fue la última vez que vieron con vida a su madre.

CHILPANCINGO.- Era la una de la mañana del 9 de abril cuando los dos hijos de Alma tocaron la puerta de la casa de sus abuelos, en el municipio de Huamuxtitlán, en La Montaña.

Llegaron solos en taxi. Minutos atrás dos hombres armados irrumpieron a su casa en el barrio de San Pedro, en la periferia del pueblo. Entraron hasta la recámara de Alma y se la llevaron.

Los dos niños, de seis y 10 años, lo único que pudieron hacer fue ir con sus abuelos para avisarles. Esa fue la última vez que vieron con vida a su madre. Alma regresó a Huamuxtitlán este viernes, pero lo hizo dentro de un ataúd montado en la batea de una patrulla de tránsito.

 

La uñas verdes

Guadalupe, a quien se le cambió el nombre por seguridad, fue la primera de la familia que, la tarde del 14 de abril, vio en Facebook la noticia del hallazgo del cadáver de una mujer sobre la carretera Huamuxtitlán-Xochihuehuetlán.

Se resistió a pensar que era su hermana Alma, pero sabía que lo debía considerar. Junto a otros familiares, acudió a la agencia del Ministerio Público (MP), donde cinco días atrás denunciaron la desaparición.

El cadáver estaba en descomposición, desnudo, pero a la familia les bastó con ver que llevaba las uñas pintadas de verde para saber que era Alma. Después los tatuajes confirmaron defintivamente la identidad.

Esa madrugada del 9 de abril, cuando los hijos de Alma llegaron a la casa de sus abuelos, la familia intentó tomarla con calma. Pensaron que Alma regresaría pronto, que tal vez fue una confusión, recuerda Guadalupe, quien estuvo parada en la puerta del Servicio Médico Forense (Semefo) en Chilpancingo, donde le entregaron el cuerpo de su hermana.

Esa misma noche y al día siguiente no hubo noticias del paradero de Alma; jamás regresó. Entonces presentaron la denuncia ante el MP. Mientras, Guadalupe y sus familiares comenzaron la búsqueda: fueron rumbo al municipio de Alpoyeca, recorrieron colonias y los alrededores de Huamuxtitlán sin éxito alguno.

Y Guadalupe tampoco tenía la certeza de que las autoridades hubiesen buscado a su hermana. Pero acabó. Cuando vio aquella publicación en Facebook y el cuerpo de Alma en el otro extremo del pueblo, rumbo a Xochihuehuetlán, sabía que todo había terminado.

Guadalupe dice que su hermana no tenía enemigos, tampoco recuerda que haya recibido amenazas, sólo cuidaba de sus dos hijos con ayuda de sus padres.

Sólo el asesinato de su expareja fue el hecho de violencia que rodeó a Alma. Ocurrió hace dos meses en Huamuxtitlán, pero de él (la expareja), interviene Guadalupe, se separó hace dos años.

 

El regreso de Alma

A las 12:30 de la tarde del pasado viernes, en la batea de una patrulla de tránsito, salió el ataúd con los restos de Alma de regreso a Huamuxtitlán. Esa fue la única forma que encontró los familiares para llevarla de regreso. Pidieron ayuda al ayuntamiento porque no tuvieron más dinero para pagar el servicio de una carroza.

Tampoco tuvieron para el ataúd; en realidad eso corrió por cuenta del gobierno de Huamuxtitlán. "Habrá costado unos dos, máximo 3 mil pesos", menciona el chofer de la patrulla que lleva en la parte trasera el modesto ataúd.

En Huamuxtitlán la tarde del viernes esperaban a Alma para sepultarla. No hubo velación.

"Todo esto es muy duro, preferimos que sea así", reconoce Guadalupe. Para los familiares fueron días duros, de desvelos, de búsqueda incesante y, luego del hallazgo, de muchos trámites.

Pero a Guadalupe también le preocupan sus padres y sus dos sobrinos. "Los niños ya saben que mataron a su mamá, están bien, pero creemos que es porque todavía no lo asimilan", refiere.