Con una excelente lucidez, a sus 86 años de edad esta simpática mujer originaria de Mocorito, Sinaloa, plática con mucho orgullo que en su matrimonio con Juan Arce Morales tuvo 15 hijos, tiene 43 nietos y 10 bisnietos.

Residente de la colonia Palo Verde desde hace 46 años, reconoce que la vida fue muy dura para su familia porque tenían que vivir en diferentes campos agrícolas de los Estados de Sinaloa, Baja California y Sonora.

“En el año, teníamos que cambiar de domicilio varias veces, pero a dónde íbamos, llegábamos con las criaturas y yo embarazada esperando otro hijo, porque antes no había cómo cuidarse”, expresa la señora.

Platica que todos sus hijos viven, son 10 varones y cinco mujeres y 13 de sus partos fueron atendidos por parteras, “la mayoría nacieron en catres o tarimas, sólo en dos fui al hospital”.

Dice que para sacar a sus hijos adelante, ella les vendía comida a casi 20 personas que trabajaban en los campos del Valle de Mexicali, “con eso asegurábamos por lo menos la comida de la familia en la temporada”.

Cuenta que ella, con los dos hijos mayores que aún eran niños pizcaban algodón, “mientras yo cortaba las motas de la planta, ellos me juntaban montoncitos que poníamos en el costal de lona, que luego de pesarla no las pagaban por kilo”.

Otra forma de allegarse de recursos para contribuir en la economía de la familia, era lavar y planchar la ropa de sus vecinos.

Esta actividad y la venta de chicharrones de res, la inició en Hermosillo, luego de terminar con su vida errante, porque fue aquí en el Palo Verde en donde su marido le construyó su casa, en donde habita desde hace 46 años.

“Mi esposo siempre fue muy trabajador, pero eran demasiados niños, de alguna forma yo le tenía que ayudar”, platica emocionada doña María.

El señor Juan Arce Morales falleció hace 15 años a la edad de 75 años cuando se desempeñaba como velador del Centro de Salud ubicado en la colonia Emiliano Zapata.

Dice que su compañero estaba sano y fuerte, y que murió a consecuencia de golpes y heridas que le ocasionaron unos maleantes para entrar a robar en las instalaciones donde laboraba.

Antes de tener este trabajo, el señor Arce logró pensionarse como velador en la entonces delegación de la Reforma Agraria, gracias a esta pensión y otra compensación que recibe por un seguro de vida del trabajo en donde perdió la vida, doña María cubre sus necesidades.

Doña María, que luce una piel jovial y su complexión en forma, dice que goza de un excelente estado de salud y que aún disfruta hacer trabajo doméstico en su casa pero de forma ligera.

Le gusta tener su casa lista para recibir a su numerosa familia, pues constantemente recibe visitas de sus hijos, nietos y bisnietos.

Dice que uno de sus hijos vive en Estados Unidos, dos en Mexicali y el resto en Hermosillo.

La alimentación

Eran tantos niños que lo más fácil era preparar unas ollas grandes de caldos, “eso sí, a diario hacía tres kilos de tortillas de harina, cada tercer día cocía dos kilos de frijoles porque rápido se acababan”, platica doña María.

Detalla que tenía que disponer de dos mesas para dar las comidas a sus hijos, “no cabían, eran muchos niños y todos querían comer al mismo tiempo, juntos”.

Las fiestas

Doña María dice que las fechas en que se reúne la familia y a ella le va bien al recibir muchos regalos, es el 25 de diciembre y el 10 de mayo.

El 25 de diciembre es cuando se reúnen todos, “el 10 de mayo muchos tienen que trabajar, y más cuando cae entre semana, pero desde muy temprano llegan a felicitarme, unos se quedan un ratito y se van, pero todo el día hay visitas a diferentes horas”.

En esta ocasión, dice que prepararán varias ollas de gallina pinta, que es el platillo que ofrecerán a quienes vayan a visitarla.

Una de sus hijas reveló que en esta ocasión le darán un regalo grande a su mamá, porque decidieron reunir dinero entre todos los familiares para adquirirlo, con el objetivo de hacerla feliz en su día, en el tradicional Día de las Madres.

EXP/RED/EV/MAY/2018