Casi 70 años de historia deleitando a los hermosillenses con sus coyotas

El famoso negocio tiene casi 70 años de historia deleitando el paladar de los hermosillenses.

La casa original de Doña María, donde tuvo su familia y elaboró por primera vez sus famosas coyotas, más allá del típico comercio de coyotas y otros productos regionales, en próximos meses se convertirá en una cafetería en la cual el cliente podrá sentarse a disfrutar de este tradicional postre sonorense y un café rodeado de historia familiar. 

En vísperas del 70 aniversario de Coyotas Doña María, se realizan una serie de remodelaciones en el establecimiento en las que se contempla crear un espacio para degustar café con coyotas y otros dulces regionales, expuso María Fernanda Ramírez Moreno, bisnieta de Doña María, que se desempeña en un puesto administrativo dentro del negocio.

"Las coyotas Doña María se han convertido en un suvenir de Hermosillo; de casi todas partes de Sonora y de México vienen a buscar coyotas Doña María, lo cual es un indicador de la calidad de este postre sonorense. Además cuenta con un sistema de envíos a toda la república", compartió.

No sólo de otros lares de Sonora y de México demandan las coyotas, sino también visitantes de países como Estados Unidos, España y Canadá vienen al histórico comercio de Villa de Seris buscando este producto, así como también de países lejanos y culturalmente distantes de México, como es el caso de clientes filipinos que han pasado por este producto.

"Coyotas Doña María ya no es sólo un lugar de ventas, debido a la herencia cultural del negocio y el entorno de Villa de Seris como barrio mágico hemos decidido ampliar la experiencia y convertir la casa familiar en un punto turístico, donde se ofrezca al cliente una terraza, cafetería, productos regionales, y por supuesto las coyotas de Doña María con la receta original de hace 69 años", contó.

Casi 70 años de historia deleitando a los hermosillenses con sus coyotas

Negocio revolucionario

Este icónico sitio de Villa de Seris se encuentra ubicado en la calle Sufragio Efectivo #37, otrora calle Revolución, hoy llamada Doña María Ochoa en honor a esta distinguida mujer, que fue un ejemplo de abnegación y valentía en plenos años 50 del pasado siglo, donde el trabajo femenino era menospreciado.

Durante esa época de mitad del siglo XX, el cónyuge de Doña María enfermó, y ante la frágil situación económica en la que estaba la familia el esposo le solicitó que tomara las riendas de la economía familiar con las coyotas y los panes, siendo así como inició el famoso negocio.

"En la Villa de Seris de hace 70 años no era común que la mujer trabajara, y Doña María en ese sentido fue una revolucionaria porque rompió el estigma de la época. Le gustaba mucho la repostería, se juntaba con otras señoras para elaborar panes y dulces para los hijos y nietos, de ella y de vecinas, y poco a poco la gente comenzó a pedirle pan, pero todo esto lo hacía casi en secreto porque lo común era que el hombre de la casa trabajara y fuera el proveedor", explicó María Fernanda.

Casi 70 años de historia deleitando a los hermosillenses con sus coyotas

Receta y legado

La receta de las coyotas, que originalmente es española, se la dio una señora de Villa de Seris antes de que se regresara a España. Un día Doña María la preparó con algunos ajustes acorde a su paladar y comenzó a hacer para la casa, cuenta María Fernanda.

"El primer gran cliente de Doña María fue el restaurante Xochimilco, porque el dueño era cuñado de Doña María y le dijo que le llevara coyotas para ofrecerles de postre, y comenzó a crecer una demanda, la gente venía a buscarlas a la casa gracias a la fama del restaurante y la mezcla de las coyotas, cuando todavía no era un comercio"

Al paso del tiempo la gente comenzó a buscar y preguntar dónde conseguir más productos regionales, y por eso se decidió vender otros productos originarios de Sonora, seleccionando a los mejores proveedores de dulces de la región y demás productos, tal como se han elaborado históricamente y se colocan al alcance de clientes. 

Muchos años han pasado desde entonces, pero hasta los últimos momentos de vida de Doña María se le vio a pie de negocio, y aunque ya no elaboraba las coyotas de su mano, sí supervisaba el proceso al dedal y entrenaba a cada trabajador que iba a preparar la histórica receta que heredó de España y mejoró con su toque sonorense.

Sin duda alguna Doña María fue una mujer adelantada a su época, su historia de vida y su legado la hace una de las tantas mujeres de Hermosillo dignas de admirar.