La familia Marmolejo: pioneros en venta de "dogos" en el Centro

Desde 1968, la familia Marmolejo ha vivido lo que significa dedicarse a la venta de hot dogs en el Centro de Hermosillo, pues hoy atendido por Julio César, clientes aún recuerdan a su padre: Don Chava Marmolejo.

Una rica tradición mantiene desde 1968 la familia Marmolejo con la venta de hot dog en el Centro de Hermosillo, tres generaciones han pasado ya por esta noble actividad comercial que los coloca dentro de la preferencia de los hermosillenses.

Julio César Marmolejo Palominos, recuerda que fue su papá Salvador Marmolejo, quién llegó procedente de Michoacán a probar suerte en Hermosillo en los años sesentas, y con un poco de suerte y mucha tenacidad pudo emprender la venta de hot dogs.

"Es un negocio que se ve bien fácil pero no lo es, quienes ya probaron con esta actividad  saben que es mucho esfuerzo, levantarse desde las 4:00 de la mañana para picar la verdura, a las 6:00 de la mañana ya tiene que estar todo listo para atender a la gente que llega a consumir desde muy temprano", compartió.

“Don Chava”, como lo llamaba su familia y amigos, empezó vendiendo hot dogs y tortas a los estudiantes en la Escuela de Artes y Oficios, después se movió a los centros de familia conocido en ese entonces como El Flamingo, relató.

“Se ponía a vender por todas las calles desde la Olivares, atravesaba hasta la Reforma y llegaba al cine Esmeralda”, comentó.

Por el año 1968 otros vendedores ambulantes animaron a su papá a vender en el Centro, y fue entonces cuando inició la historia comercial de la familia.

“Mi papá nos contaba que llegaba la patrulla y se los llevaban a la comandancia porque no había permisos de venta, tenían que pagar una multa y se regresaban de nuevo al punto de venta”, relató Marmolejo Palominos.

PUSIERON LAS BASES

En las elecciones de 1968 hubo un candidato a la presidencia municipal que les prometió permisos para vender, y al ganar les cumplió la promesa otorgándoles las primera anuencias al ambulantaje en 1968, precisó el comerciante.

“De los primeros vendedores que había en esa época ya quedan muy pocos la mayoría falleció”, expresó Julio César con nostalgia.

Aunque comentó que no fueron los primeros en vender estos alimentos, sí tienen historia por ser descendientes de uno de los primeros hotdogueros que contaron con permiso para vender en la vía pública.

Se sabe que el primero en traer los hot dogs a Hermosillo, mencionó, fue un retirado ex militar estadounidense que tenía una cafetería a un lado de lo que fue el Cine Sonora en la calle Matamoros a finales de los años cuarentas.

“Pero esa negocio establecido, no en la calle, ya después empezaron a surgir los vendedores ambulantes como mi papá”, reiteró.

“Mi papá falleció en el 2007, y mi hermano Elías y yo seguimos con esta herencia y ahora también mi hijo que me ayuda, ya sería la tercera generación en la familia y esperemos que siga por mucho años”, mencionó.

MANTIENEN EL LEGADO

Julio César era muy pequeño cuando su papá lo llevaba a trabajar con él al Centro, aún no se construía el edificio Parían, convertido hoy en un icono del comercio en la ciudad, añadió.

“Había algunas cantinitas y restaurantes que la gente salía muy tarde a cenar, y el Mercado Municipal abría a las 4 de la mañana en ese entonces, y ahora ya no es igual pues cierran muy temprano y abren más tardes la mayoría de los comerciantes”, consideró.

Se van acabando las tradiciones, pero la familia Marmolejo quiere mantener vivo el legado de Don Salvador Marmolejo Calderón, que con gran cariño emprendió en el comercio local en el giro gastronómico.

“Yo le digo a mis hijos que tienen que mantener este negocio porque mi papá batalló mucho para sacarnos adelante, él si pasó hambres y carencias y nosotros casi no”, añadió.

En la carreta de hot dog ubicada en la esquina de Guerrero y Monterrey, los clientes todavía preguntan por su papá, lo recuerdan con afecto y esa es la mejor recompensa como hijos y nietos, aseguró.

Las costumbres han cambiado, y con ello la receta de los “dogos” como les llaman algunos comensales, pues ahora los piden con más ingredientes.

Tradicionalmente era pan con salchicha cocida, lechuga, tomate, mayonesa y mostaza, pero ahora muchos clientes gustan de una cantidad de ingredientes como champiñón, quesos, verduras y hasta frituras.

“Y eso es porque mucho vendedores que han salido actualmente, creen que echándole más cosas van a vender mucho más, a lo mejor a algunos si les ha funcionado para mí gusto pero en realidad pierden el sabor original con tantas cosas”, admitió.