Ya no debería sorprender...
#TemploMayor Ya no debería sorprender, pero sigue siendo motivo de asombro la capacidad del Presidente para no reconocer la realidad...
YA NO debería sorprender, pero sigue siendo motivo de asombro la capacidad del Presidente para no reconocer la realidad.
Hasta parece que nunca hubiera visto un partido de beisbol y no supiera que la estrategia se tiene que ir moviendo, adaptándose, entrada a entrada, out con out.
No todo en la vida, ni en la política, son jonrones.
A veces hay que tocar, a veces hay que sacrificarse, otras veces con una rolita dentro del cuadro es más que suficiente.
SIN EMBARGO, con la aprobación de la Ley de Ingresos, el Presidente quiere un cuadrangular con bases llenas, en este caso llenando las arcas con los recursos de los fideicomisos, no para acabar con la corrupción, sino para repartir él mismo los apoyos.
El problema es que la economía sigue abanicando y el país está a punto de poncharse.
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MUY GRAVE y muy lamentable resulta la revelación de Olga Sánchez Cordero de que es víctima de misoginia por parte de sus compañeros de gabinete, que ignoran o desacreditan sus opiniones.
SI ÉSE es el trato que recibe la Secretaria de Gobernación, ahora se entiende por qué el Gobierno mexicano tiene tan poco interés en frenar la violencia contra las mujeres y las niñas, por qué no ha fortalecido las fiscalías especializadas en feminicidios y por qué llama “vandalismo” a las protestas de las mujeres.
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CON TODO y que por la pandemia están prohibidas las reuniones multitudinarias, en Querétaro se congregaron unas ¡700 personas! para la toma de posesión canónica del obispo Fidencio López Plaza.
LA CEREMONIA fue en el Seminario Conciliar, estuvo encabezada por el mismísimo nuncio apostólico, Franco Coppola y a ella acudieron tanto sacerdotes como fieles y, ooobviamente, personajes de la política queretana.
En representación del gobernador Francisco Domínguez acudió el titular de Educación, Alfredo Botello Montes.
Han de pensar que con tres Padres Nuestros y dos Aves Marías se cura el coronavirus.
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LA BUENA NOTICIA es que Andrés Manuel López Obrador dejó de lado su tradicional encono, puso por delante la humildad y pidió disculpas.
Lo malo es que no fue por el mal manejo de la pandemia o por la falta de transparencia de su Gobierno, sino por llamarle “Chapo” al ilustre, probo y honorable señor don Joaquín Guzmán Loera.
Cada quien sus prioridades.