Los militares están molestos…

LOS MILITARES están molestos.

Luego del papelazo del gobierno federal en Culiacán, por vías tanto oficiales como oficiosas, diversos sectores castrenses han dejado sentir su incomodidad.

OBVIAMENTE, de entrada, les molesta la falta de preparación de un operativo tan delicado, su ejecución y posterior echada para atrás.

Existe inclusive la versión de que el Ejército fue hecho a un lado, para darle su primera medalla a la recién creada Guardia Nacional.

Para colmo, la improvisación gubernamental a los primeros que puso en peligro fue a los familiares de los propios soldados, que ya tocaron a retirada en la plaza.

A ESO se suma que, para variar, fueron los de verde olivo los que tuvieron que sacarle las castañas del fuego a Andrés Manuel López Obrador, pese a lo cual se les ha querido colgar la culpa de todo lo que salió mal.

Y vaya que los militares aguantan mucho... pero no que se metan con su orgullo.

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EL QUE está viviendo una paradoja es Alfonso Durazo, pues justo antes del estallido en Culiacán, sus sueños de ser gobernador de Sonora estaban en su apogeo.

Tan es así que, casuaaalmente, alguien colocó su nombre en tres encuestas pre-pre-preelectorales para medir cómo andaban sus bonos en el terruño.

CUENTAN que con todo y que la gobernadora, Claudia Pavlovich, sale muy bien evaluada, en los sondeos Morena va a la cabeza, lo cual tenía muy entusiasmado al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.

Pero después de que se tropezó con un Ovidio, es posible que el sueño de Durazo se haya convertido en pesadilla.

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DA LA IMPRESIÓN de que a Martí Batres no le ha quedado muy claro qué diablos es la lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres.

Resulta que el senador exigió formar parte de la Comisión de Igualdad de Género, porque no le gustó que estuviera integrada ¡sólo por mujeres!

TAL VEZ el morenista es de los que piensan que también debería haber un Día del Hombre, para “equilibrarlo” con el Día de la Mujer, sin entender que no se trata de un asunto de festejos, sino de reivindicación de derechos y de exigencia de mejores condiciones de vida.

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QUÉ COSAS tan raras pasan a veces en San Lázaro.

Resulta que a Gerardo Fernández Noroña se le olvidó hasta el bolivarismo, pues terminó trabajando para los cabilderos de la industria tabacalera.

El diputado del PT fue el instrumento para que el ajuste al IEPS que pagan los productos de tabaco se hiciera humo.

Lo más curioso del asunto es que la representante de este sector es Shirley Camacho, que por pura casualidad -no sean malpensados- es hija de Yeidckol Polevnsky.

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