Tamaulipas, el cisne negro de los 100 días

El caso de los 19 pasajeros de autobús secuestrados el jueves pasado, entre Reynosa y San Fernando, y cuyo paradero se desconoce, no solo revive el fantasma de la terrible masacre de San Fernando, en los tiempos de Felipe Calderón, sino que justo el día en que el presidente Andrés Manuel López Obrador dará su mensaje sobre los 100 días de gobierno, el tema de la seguridad y la violencia en el país, se vuelve a colocar en estos momentos al mismo nivel de crisis que vivíamos en aquel abril de 2011 cuando fueron encontrados los cuerpos de 72 pasajeros de un autobús de Ómnibus de México que habían sido secuestrados y asesinados a principios de marzo pero de 2010.

Si de por sí ya se esperaba en el círculo cercano de Palacio Nacional que hoy el presidente diera un discurso autocrítico en materia de seguridad, donde más allá de la aprobación de la Guardia Nacional, la inseguridad en el país no ha mejorado desde el arranque de su gobierno, lo ocurrido en la frontera tamaulipeca, que revive épocas que se creían superadas, vino a aguar la fiesta de los 100 días y se tendrá que reconocer que la estrategia de seguridad aún no camina y la situación se desborda en regiones del país.

Junto con Guanajuato, Jalisco, Quintana Roo, Guerrero, Michoacán, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz, Colima, Nayarit y otras entidades, Tamaulipas es quizá el estado más complicado en seguridad.

La desaparición de estos 19 pasajeros —que intentó ser ocultada por el gobierno estatal del panista Francisco García Cabeza de Vaca, que contuvo la información desde el jueves— se inscribe en la violencia que afecta varias ciudades tamaulipecas y que se ha recrudecido a partir de la captura, el 3 de marzo, de José Alfredo Cárdenas, “El Contador”, líder del Cártel del Golfo, detenido por la Fiscalía General de la República en San Luis Potosí.

La última semana ha habido en Tamaulipas dos enfrentamientos en la carretera con militares de Sedena, emboscados por sicarios y apareció una narcomanta amenazando y advirtiéndole “al presidente López Obrador, a su secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, al gobernador Cabeza de Vaca y a la alcaldesa de Reynosa, Maki Ortíz” que seguirán emboscando a las fuerzas federales “que no son competentes” y que allá mandan ellos como “nuevos jefes” de Camargo y Reynosa.

Tras la captura de Alfredo Cárdenas, sobrino de Osiel Cárdenas, que estaba al frente del Cártel del Golfo, tres grupos buscan meterse a las codiciadas ciudades de Tamaulipas: el Cártel del Noreste, en Nuevo Laredo, el Jalisco Nueva Generación, y hasta la Familia Michoacana, que se supone que ya no existía.

Y mientras, ¿dónde está el gobernador García Cabeza de Vaca?

Dicen allá que la mayor parte del tiempo está en McAllen, Texas, porque “la inseguridad en Tamaulipas está de la fregada” y que solo hace dos o tres apariciones por semana en actos públicos.

Pero este fin de semana, la noticia del secuestro de los 19 pasajeros de San Fernando le llegó al gobernador a su rancho en Soto la Marina, donde se encontraba descansando.

El autobús en que viajaban los desaparecidos es de Transpaís, que domina el noreste, propiedad del empresario Abelardo Osuna Cobos.

Se vendía como la “línea más segura” porque después de la tragedia de San Fernando en 2011, se decía que Transpaís hizo un “acuerdo” con los grupos del narcotráfico para que no detuvieran sus camiones, es decir que sus dueños pagaban por protección y vendían seguridad a sus usuarios.

Veremos, pues, cómo impacta hoy el regreso del “fantasma de San Fernando” al discurso presidencial de los 100 días que hoy tiene, en la complicada seguridad del país, y particularmente en Tamaulipas, a su cisne negro.

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