Sheinbaum en la encrucijada: candidata o gobernante
Sheinbaum en la encrucijada: candidata o gobernante, escribe Salvador García Soto en #SerpientesYEscaleras
Emulando a su tutor político, como siempre lo hace, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se organizó ayer un "informe" con motivo del tercer aniversario de que asumió el cargo. Si López Obrador lleva ya 12 "informes" con todo y eventos de proselitismo, la mandataria capitalina cumplió ayer su décimo "informe" con un evento político en el Palacio de Minería que terminó convirtiéndose, a querer o no, en otro acto aparente de campaña, por la presencia de integrantes del gabinete federal e invitados especiales que acudieron a respaldarla.
Esta vez no hubo gritos de ¡Presidenta!, ¡presidenta!, pero sí muchos aplausos de las porras que la esperaban afuera del recinto y adentro presencias que denotan el imán y la fuerza que ya ejerce el halo de "favorita presidencial" que rodea a la doctora Sheinbaum.
Con cifras y datos de sus programas, mucho autoelogio y prácticamente cero autocrítica, Sheinbaum habló del combate a la pandemia de Covid-19 como uno de sus principales logros en la CDMX; habló de la vacunación y destacó como un logro que "en la ciudad no se ha multado a nadie por no usar cubrebocas ni hubo toques de queda". Mencionó también como logro la reducción de los delitos de alto impacto en la ciudad y descenso también en los feminicidios. Habló de "avances sustanciales" en el mejoramiento del transporte público y una vez más prometió que, ahora sí, "en 2023 sustituiremos todos los microbuses".
Sheinbaum lucía radiante y soltó sus dardos políticos: "Se acabó la frivolidad como forma de gobierno", dijo en clara alusión a la administración de su antecesor Miguel Ángel Mancera, a quien ha vuelto el principal objetivo de su lucha contra la corrupción en la ciudad.
Apenas hace una semana las autoridades de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX detuvieron a Julio César Serna, uno de los hombres y amigos más cercanos a Mancera y que junto con su hermano Luis formaron el grupo de más poder en la anterior administración, y a quienes pareció dedicarles este mensaje: "Acabamos con la corrupción que llevó al desorden inmobiliario durante el sexenio anterior".
Al final del evento, cerca de las 6 de la tarde y tras ser ovacionada por sus invitados, la Jefa de Gobierno salió triunfal por la puerta principal del edificio diseñado por Manuel Tolsá. Se le veía radiante, sonriente, segura de haber sumado puntos a su precampaña simulada por la Presidencia.
Los gritos y aplausos de sus seguidores que llegaron —o los llevaron— hasta la calle de Tacuba le ampliaron aún más la sonrisa que desde muy temprano debió de haber tenido ante las encuestas de aceptación que hablaban de un "repunte" de su imagen que se recuperó después de la caída que tuvo por el derrumbe de la Línea 12 y que ahora subió de 53% a 65% en los sondeos publicados.
Tal vez a los capitalinos no les aporte nada ni les resuelva sus problemas cotidianos un informe más como el que ayer dio la Jefa de Gobierno, pero para ella fue sin duda un evento que le sumó en sus aspiraciones y que fue transmitido y reseñado en vivo por varias televisoras que ya quieren quedar bien con la que pudiera ser la candidata presidencial de Morena. Y qué bien que Sheinbaum sume puntos, pero qué mal que lo haga a costas de un cargo tan delicado que no debiera admitir distracciones.
Para nadie es ya un secreto que la gobernante de la ciudad más grande y complicada del país está en campaña y que va a hacer de todo para subir en su imagen y en sus niveles de conocimiento para llegar a una altura de candidata presidencial que aún no alcanza. Todo con la complacencia del Presidente que la sigue promoviendo y presentando como una "muy buena gobernante".
Pero eso al final no lo decide López Obrador sino los capitalinos y si Claudia Sheinbaum no quiere un día despertarse con una ciudad en caos —ya sea por algo natural o inducido por sus adversarios políticos— tendrá que estar muy atenta y ser cuidadosa en la encrucijada y entre dos figuras en las que se está moviendo: entre candidata y gobernante, una combinación que casi nunca resulta afortunada.