El Ejército milusos y el Presidente más militarista de la historia
"El Ejército milusos y el Presidente más militarista de la historia", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
Justo cuando celebraba el día de su creación como "Ejército Constitucionalista" en 1913, como resultado del Plan de Ayala emitido en Coahuila por Venustiano Carranza, el Ejército mexicano recibió del presidente López Obrador no sólo elogios y agradecimientos, sino también una tarea más de la vida civil que se militariza en México por órdenes presidenciales: los soldados e ingenieros del Ejército Mexicano se harán cargo ahora también del mantenimiento y conservación de la red de carreteras federales, luego de que, en esta columna le informamos en exclusiva que la Secretaría de Hacienda se quedó con los 111 mil millones de pesos que el Congreso había asignado a la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones para las obras de mantenimiento carretero.
Como si no fuera suficiente con todos los contratos, negocios y funciones civiles que ya les ha entregado el Presidente a los militares mexicanos, que van desde la construcción del Tren Maya hasta la administración de las Aduanas terrestres del país, pasando por el manejo y usufructo de nueve aeropuertos (AIFA y Tulum incluidos), una aerolínea, hoteles, caminos a zonas arqueológicas, parques ecológicos, sucursales del Banco de Bienestar, Distritos de Riego, ahora también veremos a las fuerzas castrenses pavimentando, reparando y señalizando carreteras en toda la República.
Pero cuando le preguntaron ayer a López Obrador en Puebla, a donde fue a encabezar la ceremonia por los 111 años del Ejército, si su gobierno no estaba militarizando al país al entregarle a la milicia tantas funciones del gobierno civil, el presidente salió con una de sus respuestas populistas: "Mi agradecimiento al Ejército, en vez de militarizar al país como sostienen nuestros opositores conservadores, en vez de estar pensando en la militarización del país, lo que está quedando de manifiesto es que los soldados de México son pueblo uniformado". Y así, con esa facilidad discursiva y con esa desfachatez demagógica, el tabasqueño justificó una de las mayores incongruencias de su movimiento político, que criticó por casi dos décadas el uso político y en labores de seguridad civil del Ejército y terminó siendo el Presidente más militarista de la historia de México, después de la Revolución.
Y mientras el Jefe del Estado se regodea y se jacta de la lealtad absoluta que ha logrado de las fuerzas militares, en el Ejército, sus altos mandos conocen una abundancia presupuestal y de chambas, contratos, asignaciones y manejo multimillonario de recursos económicos que no tenían desde que terminó la etapa de los generales revolucionarios que tomaron el poder y el control del país en la época de la Revolución armada. Tan sólo en este último año de gobierno, la Secretaría de la Defensa Nacional obtuvo un incremento de 131% en el presupuesto militar con relación al año 2023, rivalizando ya con las dependencias que históricamente reciben más recursos del Presupuesto Federal como son la Educación, la Salud y los programas sociales.
Pero no todos en las cúpulas militares ven con buenos ojos tanta abundancia de dinero público y funciones civiles en el Ejército. Más allá de los grupos cercanos al Secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, hay entre los generales retirados y las élites militares un recelo y molestia hacia la tendencia del presidente López Obrador de atiborrar a las fuerzas castrenses de labores que no le son constitucionales, mientras le ata las manos a los soldados y a la Guardia Nacional para que no combatan ni confronten a los cárteles de la droga y a sus sanguinarios sicarios que tienen asolada, sometida, extorsionada y masacrada a la población mexicana.
Mientras tanto, en las tropas del Ejército esa abundancia que hoy tiene la alta milicia no necesariamente se comparte con los estratos militares más bajos, pues persisten las quejas de que a los soldados rasos los siguen mandando a misiones y operativos de seguridad por toda la República sin garantizarles en muchos casos condiciones dignas para sus necesidades más básicas. ¿Y entonces? ¿La riqueza y abundancia de la que hoy gozan las instituciones militares sólo llega a las cúpulas del Ejército y no a toda la milicia?
En todo caso ayer, en su última ceremonia del Ejército como Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas, al Presidente más militarista de la época contemporánea en México se le vio muy contento, alabando y elogiando la enorme capacidad de los militares mexicanos para hacerle el trabajo que no supo o no pudo realizar su gobierno civil, porque sabe que con tanto dinero, funciones y privilegios como los que le ha entregado a las fuerzas castrenses -al menos a las élites de la Sedena- siempre tendrá seguro el respaldo incondicional de los hombre de verde olivo en caso de que su caótico final de sexenio se le salga de control… Los dados repiten Escalera. Bien avanza la semana.