No felicitar a Biden, la decisión personal del Presidente
No felicitar a Biden, la decisión personal del Presidente, escribe @SGarciaSoto en #SerpientesYEscaleras.
A contracorriente de lo que le recomendaron con insistencia, tanto el canciller Marcelo Ebrard, como la embajadora Martha Bárcena —que a pesar de sus conocidas diferencias coincidieron en que el presidente López Obrador debía salir a reconocer el triunfo del candidato demócrata Joe Biden y felicitarlo a nombre del gobierno de México— el mandatario mexicano decidió no escuchar las recomendaciones de los encargados de la política exterior y de la relación con Estados Unidos y optó por decir que esperará “a que se resuelvan todos los asuntos legales” en la elección presidencial de Estados Unidos.
La posición que tomó el presidente mexicano, a partir de un desconocimiento total del sistema electoral estadounidense, causó sorpresa no sólo fuera de México sino entre sus propios colaboradores que desde muy temprano, por la mañana, le habían explicado la necesidad y la importancia de que se pronunciara en reconocimiento del triunfo de Biden, como ya lo habían hecho la mayoría de los líderes del mundo, empezando por el otro miembro del T-MEC, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien fue el primero de los Jefes de Estado en felicitar públicamente al candidato demócrata a través de su cuenta de Twitter.
En tanto el presidente mexicano vacilaba, desde todo el mundo, incluido Nicolás Maduro en Venezuela y el resto de Latinoamérica con excepción de Brasil, seguían fluyendo los reconocimientos y los mensajes de felicitación: Alberto Fernández, de Argentina; Iván Duque, de Colombia; Sebastián Piñera, de Chile; Martín Vizcarra, de Perú, lo hacían el mismo sábado mientras que el domingo se sumaba al reconocimiento el presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel.
Desde Tabasco, a las 6 de la tarde, López Obrador dio su mensaje:
“Quiero esperar a que termine el proceso electoral, nosotros padecimos mucho de las cargadas, de cuando nos robaron una de las veces la Presidencia y todavía no se terminaban de contar los votos y ya algunos gobiernos extranjeros estaban reconociendo a los que se declararon ganadores”.
En el razonamiento de López Obrador para no reconocer aún el triunfo de Joe Biden está la idea del mandatario de que el sistema electoral de Estados Unidos es similar al de México, algo totalmente equivocado.
Si bien Donald Trump se niega a reconocer aún su derrota y amenaza con llegar a la Suprema Corte y con todo y que los colegios electorales pueden tardar meses en dar sus resultados finales, la realidad es que el conteo de los votos hecho por cada estado le da a Joe Biden y a Kamala Harris una ventaja irreversible de 290 votos.
Son los estados de la Unión Americana los que allá definen la elección y no hay, como acá, una autoridad central electoral que vaya a resolver nada.
No hay ninguna razón política o diplomática por la que nuestro país y su gobierno deban alargar un reconocimiento que ya hicieron la mayoría de los países y que tarde o temprano tendrá que hacer la administración de López Obrador, pero entre más se tarde el mandatario mexicano más podría complicar su relación con la próxima administración Biden.
Lo más delicado de la posición que asumió México, es que el Presidente ni siquiera escuchó lo que le decían sus asesores en política exterior y en la relación con Estados Unidos que le recomendaron en todo momento salir a reconocer el triunfo de Biden.
No entender que la “Era Trump” ya terminó y que nuestro país tiene que empezar a construir su nueva relación para la “Era Biden” puede ser muy costoso no solo para el gobierno de López Obrador sino para todos los mexicanos.